Page 21 - Visiones de Alejandria | 3ra edicion | Editorial HL 2019
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Editorial HL | Literatura Moderna


                  la mujer de ojos cerrados y aroma perverso pero agradable, abrió sus parpados y al


                  verme se rio mostrándome su lengua en el paladar, como complacida por lo que había

                  visto.  Ahí  sentada  mirando  hacia  arriba  muy  orgullosa  y  excitada,  totalmente


                  ruborizada, me beso la mano y me dio una jícara para que trajera agua de la fuente de


                  uno de los patios y así lo hice, volví rápidamente y se la di. Ella no dejaba de mirarme


                  con orgullo y cierta seducción, al grado que me tenía a sus pies haciéndome perder la

                  noción  de  donde  estaban  mis  primos  y  abuela,  me  sumergí  totalmente  en  mi


                  interacción con la joven vidente.



                  Después de darle el agua, ella me dijo que bebiera. Y así lo hice, le di un trago y ella

                  sentada y yo de pie, me tomo de las manos, cerró los ojos y me empezó a hacer sentir


                  electricidad  en  los  dedos,  como  una  sensación  parecida  a  cuando  tocas  una  reja


                  electrificada. Muy suavemente la energía subió poco a poco hasta mi cabeza para que

                  pudiera ver el vacío obscuro que ella miraba cada vez que cerraba los ojos. Ahí me


                  llevo,  ahí  de  pie  me  hipnotizo,  me  hiso  cerrar  los  ojos  y  salir  de  mi  cuerpo,  me


                  hipnotizo con su electricidad, haciéndome ver chispas de bruma blanca,  entrado por

                  mi  mente  hacia  un  abismo  obscuro,  enorme,  de  sonido  hueco  y  clima  húmedo,  sin


                  destino, negro, ese lugar era como un recipiente de ideas, en donde al estar ahí, pude


                  intuir o deducir, que si pensaba en la persona muerta con quien quisiera hablar, este

                  se me aparecería. Así que lo hice, pensé en alguien… un niño, ósea un viejo amigo que


                  había  muerto  envenenado  hacia  un  año,  atacado  por  una  serpiente  mientras


                  descansaba en el campo después de una tarde de juegos.



                  Y ahí estaba, yo en medio de ese abismo, mirándome a mí mismo de pie iluminado por

                  un  rayo  de  luz,  diciendo  el  nombre  de  mi  amigo,  que  me  respondió  al  instante,






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