Page 113 - Resiliente
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Máximo asintió con la cabeza, los dos con las herramientas

                   bajamos a la casa de mis padres donde vi a Cleo sentada en la
                   escalera, y sujetaba una revista entre las manos, Camila estaba

                   en la otra casa cuidando de Laura, mostro también ella insegu-
                   ridad cuando la vio, me dijo que podía estar infectada,

                   sabíamos que los muertos vivientes se infectaban de mordidas,
                   me costó convencerla de que estaba bien. Sin embargo ella confió

                   en mi palabra, siempre lo hace.



                          —¿A dónde vas? —dijo Cleo parándose de golpe —tu no vas
                   a salir para alla.

                          —Bebé —dijo Máximo en tono de cansancio —no me tengas
                   en este plan cada vez que tengo que hacer algo.

                          —¡Coño Máximo estoy cansada! ¡Cansada de que tengas que ir
                   a menear el culo allí afuera para nada!

                          —¿Para nada? ¿Qué no aprecias las vainas que hago por ti
                   coño de la madre?

                          —¡No haces una mierda! ¡Solamente te arriesgas! Has el
                   favor y dejas eso y te quedas, no te voy a dejar ir.

                          —Bebé, deja ya la vaina por Dios...
                          —Ya dije que no...



                   Me quede mirando como los dos discutían, lo pongo  por que como

                   prometí iba a decir todo de la manera más detallada posible,
                   Cleo mantuvo una larga discusión, yo opte por irme de allí

                   de inmediato mientras los dos estallaban en alaridos y golpes.



                   Salí al patio y deje el martillo, y me imagine que el trabajo
                   que nos tocaba lo íbamos a reservar para la tarde, me fui

                   a la casa de al lado, encontré a mi esposa sentada en la cocina
                   y me miraba con sus radiantes ojos verdes... mierda, como

                   estaba hermosa esa mañana.



                          —¿Otro peo? —dijo ella oyendo gritos.



                   Esos peos se habían repetido ultimamente, a Cleo no le gustaba
                   que Máximo se arriesgara tanto... y yo no la culpo.




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