Page 158 - Resiliente
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La chica estaba realmente mal, gritaba histérica y Máximo

                                    le respondía histérico a su vez, me desesperaba saber que así
                                    ninguno de los dos iba a resolver la discusión, y no llegarian

                                    a ningun lado, que siempre acabaria en el mismo tema.



                                    Cuando termine de hacerle el servicio a la herida, me levante
                                    y me salí de la habitación y cuando iba caminando por el pasillo

                                    escuche golpes sordos, unas risas, gemidos y luego que aboto-
                                    naban la puerta del cuarto... si así resolvían todos los pro-

                                    blemas que tenían habría que buscar más condones en las farma-
                                    cias que alcohol isopropílico...



                                    Pase junto a la habitación principal de la casa de mis padres

                                    y mire a Mauro acostado mientras escribía en su bitácora,
                                    me lanzo una mirada cuando me quede de pie en el pasillo,

                                    y yo lo mire a él, realmente me alegraba tener otra voz con
                                    la quien compartir mis inquietudes, avance con lentitud

                                    hacia él, casi tímidamente, como si no le conociera con el plan
                                    de contarle todo lo que me había pasado pero repentinamente

                                    del tocador de la izquierda salió Laura en lencería y una bata
                                    abierta que la dejaba ver.



                                    Mauro la miro y luego me miro, visiblemente incómodo y el

                                    color comenzó a ruborizar su rostro, yo me aclare la garganta
                                    y Laura se giró, dio un grito y se tapó el cuerpo, yo me dis-

                                    culpe con un gesto de la cabeza, salí con lentitud de la habi-
                                    tación y cerré tras de mí la puerta.



                                    Me alegro de que todos estén en calor en este momento, con sus

                                    cabezas en otra parte y sus cuerpos en otra dimensión, pero
                                    yo no puedo salir de esto... no todavía.



                                    Baje lentamente las escaleras y camine por la casa y luego salí

                                    al patio por donde el perro me saludo alegremente, llegue a la
                                    casa contigua y mire a Camila dormida en el sofá, con un libro

                                    en el pecho y una linterna encendida a un lado, se veía tan
                                    tierna y hermosa alli dormida, tome la linterna por el mango




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