Page 153 - Resiliente
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25 de mayo


                   Tuve un altercado con Mauro por su repentina levantada, pero

                   decidí dejarlo tranquilo y que se acomodara, ha reaccionado

                   al entorno bien, su cuerpo mejora con cada minuto y sin duda
                   le sienta bien la compañía de Laura.



                   Hemos hablado durante el almuerzo y la cena, y luego de eso

                   se ah empotrado en escribir en su bitácora diciendo que es el
                   mejor escape para toda esta situación, y creo que es verdad,
                   a pesar del tiempo que se gasta escribiendo los sucesos de los

                   días, me parece una excelente forma de platicar con la concien-

                   cia y analizar tus propios pensamientos, es una buena forma
                   de decidir que harás luego y más adelante.



                   Mauro esta mañana se despertó, alegre, se sentó en la mesa

                   y reunidos comimos en silencio, se escuchaban los golpes fuera,
                   en esos momentos gritaban y resbalaban por la muralla en la
                   insistente misión de encaramarse.




                   Escuchamos los tenedores chirriando y en esos momentos Mauro
                   soltó un suspiro de plenitud, separo el plato y me miro enla-
                   zando sus manos debajo de la quijada, me miro justo a mí, jamás

                   creí que, dentro de todo mi autocontrol hubiese tal detonante

                   que causara un torbellino de dudas y de furia tan inmenso...
                   y las palabras fueron simples y de cortesía “Epa Mario...
                   ¿Dónde están tus padres? No los eh visto desde que llegue...”




                   Todo se puso rojo para mí, las orejas me zumbaban, recuerdo
                   la mirada sombría de todos, sus rostros entre las manos, Máximo
                   pálido... sentí una gota bajando por la mejilla, mis músculos

                   tensarse, las venas brotar... “...Ya no están” Escuche a Mauro

                   respirar con dificultad, ponerse ansioso, toser...


                   “...Mama se convirtió... yo tuve que...” Recuerdo haberme le-

                   vantado tras azotar la silla contra la pared, recuerdo todos

                   llamándome, recuerdo haber escuchado a Mauro gritar.



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