Page 154 - Resiliente
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Todo se convirtió en una tormenta de sentimientos malamente

                                    empaquetados, el corazón me latía con fuerza, sucesivas imágenes
                                    de mi Madre frente a mí y su tierna mirada desvanecida...

                                    ahora convertida en una criatura que me enseñaba sus asque-
                                    rosos dientes, gemía... y luego el sonido, la blancura

                                    que la libero de su infernal estado... pero que me sumió
                                    a mí en ese abismo que tanto eh descrito.



                                    Corrí hasta la habitación y azote la puerta detrás de mí,

                                    me mire al espejo, un hombre venoso, sudado y mis ojos brotados
                                    en lágrimas, odiaba todo, tome el espejo y lo lance hasta

                                    el suelo, tome la cama y la gire y comencé a golpear todo, tire
                                    todo... rompí todo... todo me recordaba a mi vida pasada y lo

                                    peor es que me anticipaba la vida que iba a tener.



                                    Mis nudillos comenzaron a sangrar y pare, me senté, y una tris-
                                    teza tan grande me invadió, era un frio, una soledad...comencé

                                    a llorar... llore y llore no sé cuánto.



                                    Escuche voces en la puerta, algunos golpes, intentando decirme
                                    que abriera, y luego una llave penetrando la cerradura, ins-

                                    tintivamente toque mi bolsillo y no palpe la llave, entonces
                                    entraron, a pesar de mis intentos de alejarlos ellos permane-

                                    cieron, Mauro tenía la cara rojiza y Máximo palidecía mirando
                                    el destrozo, mi odio se acrecentaba, mi terror me dominaba

                                    y sobre todo mi resentimiento me manejaba, no queria hacerles
                                    daño, solo queria mantenerlos distantes en esos momentos.



                                    Enterré mis manos en la cara, durante horas, durante una infi-

                                    nidad... luego cuando ya mi mente quedo en blanco, cuando to-
                                    dos esos turbios pensamientos se alejaron, me levante y fui al

                                    tocador o lo que quedaba de el, pasando sobre los vidrios del
                                    espejo, y me lave la cara, me mire una vez más y observe a Ma-

                                    rio, mis ojos hundidos, rojizos... la furia que ahora se adue-
                                    ñaba de mis ojos... mi tristeza, todo allí visible, volví

                                    a lanzar una manotada de agua contra mi rostro y cerré la llave,
                                    tenia que dejar todo atrás.




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