Page 152 - Resiliente
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de la ciudad y probablemente del mundo, ahora había un velo

                                    de estrellas brillantes y el asomo de una luna plateada
                                    en el horizonte, un bello pasaje para distraer la mente de tanto

                                    terror durante los últimos días.



                                    Mi turno lo tome con soltura, Camila durmió temprano y Máximo
                                    y Cleo volvieron a pasar la noche juntos, y fue en esos momen-

                                    tos que vislumbre a Laura, pero en estos momentos ella no
                                    estaba sola, estaba con alguien que tenía una figura larga, des-

                                    garbada y de postura cansada y encorvada como un zombi, fruncí
                                    el entrecejo, caminaba de forma irregular, Laura le agarraba

                                    la mano y le abrazaba, y el hombre estaba hablándole a ella.



                                    Mire mi reloj y divise que eran las tres de la madrugada,
                                    me baje rápidamente del techo y agarre mi escopeta entre las

                                    dos manos, comencé a pensar con una sorna terrible que Laura
                                    había dejado pasar a alguien de fuera... fueron pensamientos

                                    automáticos que pasaron por mi cabeza, llegue hasta detrás
                                    de Laura y agarre la escopeta entre mis manos.



                                            —Que estás haciendo —dije con dureza.



                                    Encendí mi linterna que golpeo recto la cara de Laura que

                                    retrocedió encandilada y aturdida, pero logre ver en su rostro
                                    una felicidad y una calma que yo nunca habia visto en los días

                                    que compartimos con ella, su rostro habia cambiado.



                                    El hombre a su lado se giró lenta y torpemente agarrándose
                                    de la mano de Laura y los ojos que me miraron, color caoba

                                    y vivaces, los reconocí de inmediato.



                                            —¿Me vas a disparar? —dijo con voz temblorosa y esbozando
                                    una leve sonrisa.

                                            —¿Qué haces levantado? —dije con un tono de seriedad abso-
                                    luta al poder apreciar su condición aun debilitada.

                                                —Pues aquí disfrutando del paisaje.






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