Page 162 - Resiliente
P. 162

—¿Cuál es el plan? —dijo.

                                            —Ir al hipermercado que está en las Américas, aun con
                                    el saqueo esa gente tiene que haber guardado un depósito,

                                    y eso vamos a buscar —dije —eh meditado toda la noche como dia-
                                    blos haremos eso con cientos de miles de infectados en esa zona

                                    pero da igual, no tenemos opción. Las reglas de sobrevivir dic-
                                    tan que nos tenemos que mover para hacerlo, si nos vamos a que-

                                    dar aquí necesitamos una resolución.
                                            —Pues entonces creo que mejor me voy alistando para ir con

                                    ustedes. —dijo Mauro
                                            —No pienses en esas pendejadas hasta que estés de nuevo

                                    caminando como un carajito de diez —dijo Máximo mirándole
                                    —no vas a ir y punto.



                                    Mauro le miro con indignación.



                                            —¿Y tú te crees lo suficientemente arrecho para irte con

                                    Mario a buscar comida en una zona tan urbana? ¿Has pasado por
                                    allí cuando menos? Yo me conozco la zona como la palma de mi

                                    mano y voy a ir, sin mí no van a ir.
                                            —Te jodiste —dijo Máximo —te vas a quedar.

                                            —Mauro —le dije —a ti te gustan las cosas con claridad,
                                    en primer lugar, así de débil como estas y en plena recupera-

                                    ción no vas a poder dar una carrera sin que te jodas la cadera,
                                    vas a retrasarnos y en segundo lugar necesitamos que te quedes

                                    con las muchachas, no voy a poder aguantarme otro peo de Cleo
                                    con Máximo por que este se vaya, será mejor que te quedes su-

                                    pervisando la urbanización.
                                            —¡Carajo Mario! ¡No estás entendiendo lo que te estoy di-

                                    ciendo! ¡Me necesitan allí! —dijo Mauro.
                                            —No —dije simplemente —y mientras estés como estas no

                                    tienes potestad de hablar, aporta ideas si es que las tienes
                                    pero hasta que te recuperes no te vas a poner a inventar.



                                    Mauro maldijo y nos miró, su rostro es de una preocupacion

                                    inminente en su ser, solo que pensaba como decirnoslo, no le
                                    cuadraba el plan que estabamos planificando.




                   162
   157   158   159   160   161   162   163   164   165   166   167