Page 164 - Resiliente
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Camila y Cleo estuvieron tranquilas, pero cada vez que veía

                                    los ojos de Cleo era como ver la chimenea de un volcán a punto
                                    de hacer erupción, era como si se guardara una preocupación tan

                                    terrible que no sabía si relacionarla con furia, me subí en el
                                    jeep y comprobé el combustible y el motor, el combustible seria

                                    otro de los puntos a tratar en un futuro cercano, ya quedaba
                                    solo un par de recargas entre la reserva que guardábamos.



                                    Máximo dio un beso a Cleo y yo le lance una mirada a Camila

                                    y ella me lanzo un beso a su vez, Mauro se subió con nosotros
                                    en el asiento trasero, y llegamos a la reja de entrada donde

                                    Máximo tuvo que mover la camioneta para poder salir, Mauro
                                    la sello una vez más y nos deseó suerte, bajamos por lo que ha-

                                    bía sido La Pedregosa en tiempos pasados, mirando con el dolor
                                    de los recuerdos todos los escombros y las señales de batalla

                                    que habian por todos lados, no había ningún sitio que pareciera
                                    intacto, libre de todo esta miseria y destrucción creada por el

                                    ser humano, todo se convirtio en tristeza.



                                    Pasamos junto a varios grupos de zombis y llegamos hasta la
                                    curva de La Gran Parada, sitio de bifurcación de La Pedregosa,

                                    giramos a la derecha y paramos en el primero de los abastos,
                                    la calle estaba poblada de algunos de ellos y yo mismo me en-

                                    cargue de atropellar a otros, me detuve y con rapidez bajamos
                                    del jeep con las armas entre las manos.



                                    Máximo entro en la tienda y luego salió corriendo con un histé-

                                    rico a sus espaldas, recuerdo haberlo interceptado con el
                                    hacha y golpee varias veces su cabeza hasta que esta se convir-

                                    tio en una masa roja, sus gritos atrajeron a otros de los al-
                                    rededores, Máximo me grito que los contendría mientras miraba

                                    la tienda, entre corriendo y encendí una de las linternas, mire
                                    todos los anaqueles, la tienda estaba hecha un desastre, sin

                                    duda había sido saqueada por la mano del hombre, escuchaba a
                                    Máximo apurandome desde fuera, junto al bullició que los zombis

                                    forman en su avanzada hacia nosotros, ese tropel de masas muer-
                                    tas era preocupante, debia de ser mas rapido.




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