Page 253 - Resiliente
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No existe una pesadilla ni un dolor más grande que aquello

                   que pudiste hacer pero que jamás hiciste por cualquier razón,
                   también hemos extraído combustible de los autos que hemos

                   encontrado calle arriba, vaciamos todo lo que encontramos así
                   que tenemos unos cuantos litros guardados, que usamos en nues-

                   tros autos y en la planta para generar electricidad, que usual-
                   mente usamos solamente cuando vamos a emplear la bomba hidráu-

                   lica, a veces, alguna noche, todos nos reunimos y encendemos
                   la planta para ver alguna película o jugar algún video juego

                   en la antigua consola que tenía guardada en mi habitación.


                   Mauro y Laura se han encariñado mucho con los dos niños,
                   estos aparentemente también se han encariñado en una forma

                   notable con ellos dos, en estos días, uno de ellos decía que
                   era su cumpleaños, por lo que Mauro insistió en ir a recoger

                   algo que había visto en una de las casas durante esa misma
                   semana, es como si se les desarrolladar aun instinto paterno

                   hacia ellos, a decir verdad es bastante agradable verlos juntos.



                   Yo accedí, mientras que Máximo se quedaba vigilando las puer-
                   tas, subimos y encontramos lo que Mauro había buscado, una vi-

                   deoconsola de la última generación y una docena de juegos con
                   ella, cuando regresamos a casa Mauro le entrego la misma

                   al muchacho que parecía haberse convertido en otro ser cuando
                   la recibió (comenzó a correr en círculos y a gritar) su amigo

                   se puso celoso inmediatamente, y Mauro revelo otra videoconsola
                   (un poco más desgastada) pero funcional igual, los dos comenza-

                   ron a gritar y todos nos alegramos ese día.



                   Les cedimos un poco de energía eléctrica a los dos niños para
                   que cargaran las baterías de ion litio, supongo que durara

                   lo suficiente para que no tengamos que estar prendiendo y apa-
                   gando la ruidosa planta a cada rato, que cuando encendemos

                   atrae a algunos Z de la zona, pero es un gasto menor y un lujo
                   que le podemos regalar a esas criaturas que tanto han sufrido,

                   en este asqueroso mundo, a estas alturas simplemente queremos
                   verles felices, se lo merecen.




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