Page 88 - Resiliente
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Me gire y la mire, creo que sollocé por unos momentos, mis ojos

                                    se aguaron mucho cuando escribí esta parte.



                                            -El problema... es que en realidad no siento ningún tipo
                                    de arrepentimiento y vergüenza...



                                    La cara de Laura se quedó impávida en esos momentos, ella

                                    que era tan dulce me miro con ojos de tristeza en aquellos
                                    momentos, y luego sin expresividad, me gire hacia adelante

                                    y mire a Máximo que jalaba de la reja hacia el otro lado,
                                    nada sin electricidad, había tenido que quitar el seguro

                                    eléctrico de la puerta y jalarlo manual.



                                    Arranque el Toyota y llegue a su lado, Máximo abordo en el
                                    asiento del copiloto y me miro con urgencia, Cleo estaba en su

                                    cabeza una vez más, arranque el Toyota considerando también mi
                                    preocupación por Camila y salimos por la calle y la esquina por

                                    detrás de la casa de Mauro, pasamos junto a unos autos volteados
                                    y destrozados, y algunos incluso balaceados.



                                    La ciudad en plena destrucción o ya destruida, no sé qué más

                                    pudieran hacerle esos monstruos a la gente que quedara o a la
                                    ciudad misma, si la ciudad tuviera órganos, en estos momentos

                                    los estuviésemos mirando regados afuera de su sitio, avance
                                    y esquive con lentitud los autos hasta que pase por el puente

                                    que pasaba sobre una quebrada.



                                    Llegamos a la Av. los Próceres, y me sorprendió que mi balacera
                                    y probablemente mis gritos de ira no atrajeran a mas zombis a

                                    la zona, pero era mejor así, arranque el Toyota con buena velo-
                                    cidad y pase de golpe una isla, mire a unos infectados cruzando

                                    la calle, acelere el Toyota y apunte al primero y literalmente
                                    desapareció en una mancha roja delante del parachoques y cayen-

                                    do al vidrio parabrisas, Máximo me vitoreo, pero me dijo que
                                    no lo hiciera de nuevo, arranque hacia La Pedregosa, y Laura

                                    como que no había visto la destrucción de la ciudad, porque se
                                    puso a llorar inmediatamente y vi que se tapaba la cara.




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