Page 232 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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232 EL MUNDO HELENÍSTICO
y, más al este, por los hunos) y China; ello no obstante, son innegables,
aunque esporádicas y sólo vislumbradas al albur de algún hallazgo ar
queológico.
Bactriana desempeña de nuevo, al respecto, una función capital. Pis
tas interminables, en las que el viajero debía superar pasos difíciles y so
portar el tormento de la sed, la unían desde hacía mucho tiempo al mun
do chino. Dos eran las pistas que deben ser tomadas en consideración.
La primera (la conocida Ruta de la Seda) llegaba a Kashgar a través de
los valles del Pamir y rodeaba, por el norte (por Aksu, Turfan o Kan-
chou) o por el sur (por Khotan, Tuen-huang o Kan-chou), la cuenca del
desierto del Tarim: a partir de ahí, el camino hacia China ya no era tan
complejo;53 la segunda enfilaba el norte hacia Samarcanda, desde donde
podía retomar la sección septentrional de la primera en Aksu, o bien se
guir hacia el noreste para alcanzar el río Amarillo por Mongolia. Los tex
tos chinos conocen bien Ta-yuan (la Ferganá), anexionada en parte por
los soberanos bactrianos, y Ta-hia (Bactriana); suministran datos preci
sos sobre la conquista del reino bactriano por parte de los yue-chih. El
emperador Wu-ti envió una misión informativa a Bactriana, dirigida por
Chang K’ien (138-125, aproximadamente), cuya narración54 fue utiliza
da y reproducida parcialmente hacia el año 100 por el gran historiador
Sse Ma-ts’ien: en particular, hace mención de numerosas villas fortifica
das en Ferganá que sólo podían ser obra de los griegos.
El texto menciona las dificultades de los mercaderes de Ferganá, de
seosos de entablar relaciones directas con China. Esas relaciones direc
tas parece que sólo se realizaron en el 106, durante la primera caravana
china hacia Partía a través de Bactra. Pero los intercambios sucesivos,
realizados por una serie de intermediarios, ya existían anteriormente:
transportaban en una dirección sementales para las caballerizas chinas y,
en la otra, sedas, pieles, grandes cantidades de minerales de hierro y me
tales preciosos. Tal vez sean prueba de ello las monedas de cuproníquel
53. Llegaba a Ch’ang-ngan (la actual Si-ngan), capital del imperio de los Han ante
riores, y que debió de ser la Sera metrópolis de los geógrafos romanos.
54. La narración no sólo es válida por los detalles de aquello que el autor había vis
to (por ejemplo, en Bactra, telas y cañas de bambú procedentes del Sse-ch’uan). También
había oído hablar de dos países situados más al oeste: Ngan-si (Persia) y Tiao-ch’e (el res
to de Asia hasta el «mar occidental», o sea, el Mediterráneo). He aquí lo que sabía de
Tiao-ch e, es decir, de los Estados aparentemente griegos o helenizados: ¡siembran arroz,
hay pequeños soberanos y los habitantes son hábiles prestidigitadores! Allí es donde ha
bita Si Wang-mu, la princesa lejana de las narraciones chinas...