Page 228 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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     nable camino que debían de recorrer aquellas piezas de gran valor has­
     ta Begram. Y Begram no era más que otra etapa en la ruta que, a lo lar­
     go de los siglos siguientes, llevaría lentamente la influencia griega hasta
     China.


     El arte grecobudista y el arte grecobactriano

         1.   Los hallazgos de Begram, a los que cabría añadir los de documen­
     tos jónicos o enigmáticos poliedros alejandrinos de Taxila, demuestran
     que, en la época helenística y antes, por lo tanto, de que el comercio roma­
     no hiciera llegar objetos grecorromanos, las piezas de alta calidad pro­
     cedentes del Mediterráneo penetraron en el mundo indio, lo que expli­
     caría la gran influencia del arte griego en el arte budista coetáneo. Más
     bien cabría hablar de influencia occidental, porque la aportación helé­
     nica iba acompañada a menudo de recuerdos iraníes o incluso mesopo-
     támicos.
        La innovación más importante que caracteriza al arte maurya es la
     sustitución de la madera por la piedra, generalmente el gres, un hecho
     que se ha entendido como un intento de imitación del arte grecoiraní.
     Los monumentos de Asoka parecen tener, sobre todo, aportaciones per­
     sas: la gran sala hipóstila del palacio de Pataliputra recuerda la sala del
     trono de Darío en Persépolis, y las admirables columnas con capiteles
     campaniformes, coronadas de animales extremadamente refinados y es­
     parcidas por todo su Imperio,  tienen vínculos evidentes con las obras
     aqueménidas. Pero la técnica ya mostraba influjos griegos, que atempe­
     raban la aridez del modelo aqueménida, hasta el punto de que se ha es­
     peculado con la llegada de artistas seléucidas a la corte de Pataliputra.
        Con la dinastía de los Sungga (176-64), la influencia griega se acen­
     tuó  desde el mismo momento en que se  constituye  definitivamente la
     iconografía de las vidas anteriores de Buda. La obra maestra es el gran
     stupa (cúpula hemisférica rodeada de una balaustrada provista de pórti­
     cos o torana en los cuatro puntos cardinales)  de Sanchi. Aunque la ins­
     piración de conjunto es muy budista, y denota de forma clara una pasión
     específicamente india por la vida vegetal y animal, una especie de vivido
     paganismo animado por la creencia en la unidad de todas las formas de
     vida, algunos recursos atrevidos sólo se explicarían a través del conoci­
     miento reciente de las técnicas helenísticas. Los motivos griegos son aún
     más evidentes en una obra más o menos contemporánea, el recinto de
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