Page 370 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
Al otro día a las 5 de la mañana me levante fresquito, con ganas de trabajar y pensé:
“Vamos a ver como les fue a estos locos”, fui al baño, me afeite, me bañe y cuando di
el paso para salir de la ducha, en el pollino que separa la ducha del sanitario, sentí que
una fuerza extraña me jalo del brazo y al suelo fui a dar, inmediatamente, la muñeca de
la mano izquierda se destrozó (de esto me entere hasta los cuatro días, ya que empe-
zábamos puente de lunes festivo) y el diagnostico final, que fue con operación, lo vine a
saber en la clínica del seguro social, la san Pedro Claver, donde hoy queda la Medimas,
en la carrera 30 con la avenida de las Américas, pero antes de continuar, que tal si nos
tomamos un néctar verde granizado…? Es que recordar esto es muy berraco, salud,
ahh…! que ricooo…! Ahora sí, sigamos
En vista que yo no aparecía en escena y ya eran más de las 6:30 de la mañana, mi
comadre se afano y apareció con Jaime y Lucho, me encontraron tirado en el piso en
estado de shock, por el dolor tan hijue… no como toda mi familia que había dicho que
me había caído por haber estado borracho, pero gracias a Dios, mi conciencia está tran-
quila y mi caída fue completamente sobrio, tal como les conté. La primera reacción de
mi comadre, fue llevarme al sobandero del pueblo que vivía en una vereda a 10 minutos
del pueblo y por trocha, hasta ese momento, ninguno nos imaginamos la gravedad de
la caída. Inmediatamente en el carro de Jaime y la camioneta de Lucho, nos fuimos,
lo que me calmo el dolor en el viaje, era que yo iba recostado en los pechotes de mi
comadre. Tan pronto el sobandero me examino, dijo: “Esto no es de sobarlo, esto es
mas berraco, llévelo ya al hospital de Villeta, porque esto es de operación”.
En medio de mi dolor, con mi comadre, que bendita sea, nunca se despegó. Organi-
zamos el grupo de trabajo, cada uno siguió con sus labores, porque así es la vida de los
“payasos”, a uno le pasan desgracias, pero la función debe continuar. Jaime convirtió
su carro Fiat 127 de color verde en ambulancia y me llevo al hospital de Villeta, Lucho,
en cu camioneta Dodge tipo furgón rojo, se fue a cumplir con el contrato que teníamos.
Bueno, llego la hora de disfrutar otro néctar verde granizado y preparémonos para el
desenlace de esta interesante telenovela o radionovela, ya ni se, salud.
Imagínense, estimados lectores y lectoras el cuadro, sentados en urgencias del hos-
pital de Villeta mi comadre y yo, sudando como un caballo, con sed, con hambre, en mi
mano derecha, como dice el éxito de Gali Galeano, el dolor, y la inflamación de mano y
muñeca mas berraco, mi comadre escuchando mis quejidos, sin plata y con mis pape-
les, tratando de conseguir atención médica y con lo peleón que soy yo en estos casos,
el dolor y la impotencia no me permitían ni moverme.
Después de cuatro horas de espera, al fin sacamos fuerzas y nos emberracamos, en
esas llegaba Jaime con el señor gerente de Bavaria de la zona, don Jairo Sánchez, y
saben que faltaba para que me atendieran…? exacto, adivinaron, dinero, el vil dinero,
pero necesario. Entonces cual fue la formula mágica…? Exacto, de nuevo acertaron,
las chequeras abiertas de Jairo, Jaime y Lucho. Fui trasladado a Bogotá de urgencias.
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