Page 389 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González


            LA SALIDA DE MI CASA, DESPUÉS


                         DE FALLECER MI MADRE




               Un domingo, el 3 de febrero de 2007, Salí de mi casa a las 7 de la mañana cuestio-
            nado, criticado, difamado (alcohólico, homicida, homosexual, proxeneta, ratero, etc.),
            Sin amigos, sin familia, sin mujer, sin hijos, sin papá (ya que había muerto 25 años
            atrás), sin mamá (ya que había muerto un año atrás) con un colchón Pullman y 6 cajas
            de cartón, no tenía cama, con inmensa presión de la familia que había tomado la casa
            en arriendo a partir de esa fecha, ya que el contrato de arrendamiento y el compromiso
            así lo exigía. Ese día debía entregar la casa completamente desocupada, por lo tanto,
            no había nada que hacer.


               Estaba más caído que teta de gitana, perseguido por todos, debiendo mucho dinero,
            en fin, vuelto mierda. Logre que Helber y su esposa (la familia que había tomado la
            casa en arriendo), me dieran plazo de una hora para sacar todos mis corotos. Como
            loco, Salí corriendo a la carrera 68 con calle 68, me ilumino Diosito lindo y en la esqui-
            na de foto-Japón, de la calle 68, me tranquilizo y me indico el camino hacia la casa de
            mi padrino y maestro en mi profesión, Raúl Espinosa. Al verme así, me invito a la sala
            de su casa, e inmediatamente le conté mi situación, de inmediato llamo a su hijo y en
            cuestión de minutos, me consiguieron habitación. Doña Cleofe (no es apodo), la dueña
            de la casa donde iba a vivir, me dijo: “Tiene cara y pinta de buena persona… pero…
            quien lo recomienda...? Quien lo fía…?”, sin pensarlo dos veces, mocho viejo contesto:
            “Yo respondo por él”.

               Gentilmente, un vecino del barrio que me conoce hace muchos años, tan pronto le
            conté, saco su camioneta y me ayudo con el trasteo del barrio Simón Bolívar hasta el
            barrio Bella Vista. Después de varios días, creí que había organizado mi vida, deben
            tener en cuenta, apreciados lectores, que tenía un pacto con Yaneth sobre el arriendo
            de la casa, cada mes recogería la parte que me correspondía del arriendo de la casa
            ($150.000), desafortunadamente, los intereses de la hipoteca nos estaban ahogando,
            estábamos atrasados en más de 4 meses. Se habló con la señora que nos había pres-
            tado la plata y debimos cambiar totalmente los planes nuevamente, así fue como toco
            abonar la totalidad del arriendo de la casa ($600.000), para amortizar los intereses de la
            deuda, el 50% y abono a capital, el otro 50% y nosotros dos, nos quedaríamos mínimo
            un año echando aro, no veíamos un peso del arriendo, pero haciendo este esfuerzo, no
            perderíamos la casa.


               Yo cumplí el pacto, inclusive, muchas veces durante ese año, me vi alcanzado de di-
            nero, ya que no conseguía trabajo y lloviendo o como fuera, buscaba a Yaneth o a quien
            había tomado la casa, para que me facilitaran dinero, pero después me entere que Ya-
            neth había dado la orden, que a mí no se me diera plata sin su autorización, primero,



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