Page 392 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
la bodega de Coca-Cola de la calle 16 con carrera 4ª, me ofreció el cargo de entrega-
dor de pedidos en una camioneta con un ayudante, debía atender la zona de la punta
de Bogotá, donde yo había nacido, ese fue el gancho para que yo aceptara, que rico
recordar mis tiempos de estudio y niñez… y así paso.
Mi zona era el barrio Concordia, Egipto, Belén, el Camerin del Carmen, Av. Jiménez y
carrera 10ª, me ganaba $25.000 diarios, claro que de aquí yo gastaba $3000 en trans-
porte (Transmilenio) $4000 en desayuno y $8000 en almuerzo y comida, trabajaba de
6 de la mañana a 8 de la noche, de lunes a sábado, lo narro así tan detallado, ya que
en este caso, tome una decisión laboral equivocada, porque…?. Tomémonos algo bien
reconfortante, un brandy, un whisky o un vodka, ahh…! que ricooo…!, prosigamos.
Debido al tema tan complejo de cambiar a Henry por Gustavo, cambiar mi tranquili-
dad... Definitivamente es mejor no escribirlo, si le interesa, querido lector y lectora, lo
comentamos a viva voz, porque por encimita, sigo analizando que este camello me des-
gastaba el triple, físicamente hablando, el trato de Henry y Gustavo es muy diferente, el
primero es más cálido, más sencillo, más humano, en fin… la cagada, habiendo cam-
biado de camello, ah…!, se me olvidaba, diariamente debía pagar descuadres hechos
por otros en la bodega (pague más de $200.000) y debía entregar 200 cajas diarias,
además agréguele, fui desleal con Henry, ya que le toco conseguir de improviso, a mi-
tad de obra, otro ayudante, no debí haber hecho eso, lo deje solo con la obra y parece
que a los contreras no les gusto el remate de la obra. Entienden, estimados lectores y
lectoras, porque los invito a que mojemos la palabra y analicemos el tema al calor de
un néctar verde o azul, si les interesa.
En fin, ya había medio organizado mi vida, me cambiaba de ropa en las noches y por
la nobleza de Henry, después de lo que le había hecho, me seguía alojando en su apar-
tamento. Al llegar de cambiarme de ropa, lo llamaba de la esquina del barrio y el me
abría la puerta de la casa. Una noche, apareció otro ángel de la guarda, Luis Mariano
Mora (Q.E.P.D), después se convertiría en mi pesadilla de vida, por el momento, un mu-
chacho de mi misma edad, ambos fanáticos de “los Graduados”, compañero de pupitre
en el año de 1970, cuando cursábamos tercero y cuarto de bachillerato, el no termino
con nosotros, la promoción de 1972 en el colegio san Agustín del barrio san Fernando,
el rector propietario, era el doctor Roberto Solorza (Q.E.P.D).
Ojalá que antes de la corrección e impresión de este borrador del libro de mi vida “Yo
Beto”, aparezca una foto para insertarla en estas páginas, donde aparecemos con Ma-
riano en nuestros años de estudio, en una de las tantas fiestas de curso que hacíamos
en mi casa del Barrio Simón Bolívar. Fueron épocas maravillosas. Esta foto la guardaba
como un tesoro, pero a raíz del recuentro con Mariano, me dijo: “Préstemela hermano,
para escanearla y tomarla como base para el bingo del recuerdo que vamos a organizar
con los que aparecen en la fotografía”, después de iniciar la idea del libro y hoy, des-
pués de insistirle para que me trajera la foto, nanay, no ha sido posible, ojalá que me
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