Page 123 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 6



               le entregué la administración total a mi hijo. Aún seguía trabajando
               en el fútbol.


               Todos mis hijos son profesionales. Aníbal es ingeniero civil; Oswaldo
               es arquitecto; Elizabeth es administradora y trabaja en la estación de
               servicio; Yolanda es doctora en Medicina y vive en Bélgica; Margarita
               es administradora; Rafael, es ingeniero químico; Ernesto Gabriel que
               murió era economista y trabajaba en el Banco Central; Luis Florencio
               es administrador de empresas y Gloria Iveth también se recibió de
               administradora.


               Ninguno de los varones jugó al fútbol como profesional, a pesar de
               que tenían aptitudes. Aníbal que realizó el postgrado de Ingeniería
               Civil en Brasil y que tenía una pierna zurda más hábil y talentosa que la
               mía, le pregunté si quería ser jugador o ingeniero. “Ingeniero papá”, me
               contestó sin dudar y no se equivocó.

               En la tierra de los pentacampeones del mundo, le reconocían su
               gran calidad y lo llamaban Maradona. Pintaba para ser un gran
               jugador, al igual que Oswaldo, al que el ‘Pavo’ César Muñoz intentó
               llevarle a Liga Deportiva Universitaria, mintiéndole que ya contaba
               con mi autorización. Ahí volví a preguntar: ¿Arquitecto o jugador?
               “Arquitecto”, pronunció Oswaldo. Para mi, no hay mejor seguridad en
               la vida que ser un buen profesional y afortunadamente todos mis hijos
               entendieron mi mensaje. Me han llenado de felicidad.

               Yo soy lo que soy, gracias al fútbol. El fútbol me hizo sentir todas las
               sensaciones  que  puede  experimentar  un  ser  humano.  Me  produjo
               lágrimas, tristezas, sonrisas y grandes triunfos. Me habría provocado
               una  tremenda  frustración  ver  sufrir  a  un  hijo  por  su  fracaso  en  el
               fútbol. Al contrario, al convertirse en profesionales formamos una
               sólida y prestigiosa empresa constructora, que trabaja con éxito desde
               hace varios años.


               Todo está en manos de mis hijos. He pasado a ser una figura decorativa,
               una pinturita. Me hago el controlador, pero no es verdad. Lo único
               que busco es estar con mi familia y compartir con mis hijos el mayor

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