Page 135 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 6
Máspoli y Juan López para estar seguros de que no nos estábamos
metiendo en un túnel sin salida. Zanjamos el disparate y arregló para
venir a enfundarse la blusa del D. Quito.
Paralelamente habíamos realizado las gestiones para contratar a Héctor
de Los Santos. El ‘Pototo’ tenía 17 años y jugaba de zaguero central en
Rampla Juniors. A él si lo vimos entrenar y no dudé un instante en
aprobar su contratación. Tenía temple y categoría. Y no me equivoqué.
Le ofrecimos $ 1.500 dólares y firmó.
El último refuerzo a contratar era el arquero. Nos ofrecieron a Guerrini,
tercer arquero de Peñarol que era palabra mayor en esos tiempos. Ahí
nos contaron que hay un botija (pibe en Uruguay) que pinta para crack
y que responde al nombre de Luis Alberto Aguerre. Tenía 18 años y
vivía en el proletario barrio de Cerrito. Lo convencimos y aceptó.
Para solventar el trato económico con los cuatro jugadores uruguayos
se requerían 7 mil dólares y Ney Mancheno no los tenía a disposición.
Acordó entregarles $ 500 dólares de entrada a cada uno y hasta le sobró
plata al ingeniero.
La primera vuelta olímpica como campeón nacional detrás de la raya de cal. En hombros de
la hinchada azulgrana en una tarde de euforia total en 1968, en el Atahualpa de Quito.
Memorias de un triunfador 135