Page 133 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 6



               huecos para cubrir. No estaba armada la columna vertebral sobre la
               cual descansan todos los equipos. Faltaban piezas clave que no había
               en el mercado nacional y entonces emprendimos viaje para buscarlas
               en el Sur del continente.

               Aterrizamos en Argentina, pero los precios de los jugadores eran
               inalcanzables.  Compartí  el  viaje  con  el  ingeniero  Ney  Mancheno,
               que llevaba 5 mil dólares en el bolsillo. De ese monto había que pagar
               los pasajes de ida y vuelta, la estadía de los dos y la contratación de
               los jugadores. El manejo económico era responsabilidad de Ney, y la
               verdad, hizo magia con una cantidad modesta. Al fracasar los contactos
               en Buenos Aires pasamos a Montevideo.

               En la capital uruguaya, la suerte viajó de nuestro lado. Me encontré
               con Alberto Spencer que había sido mi compañero en la selección que
               jugó el Sudamericano de 1959. ‘Cabeza Mágica’ nos presentó a Roque
               Gastón Máspoli y el venerado arquero del Maracanazo que ya era DT,
               le llamó a Juan López que había sido técnico de la selección de Ecuador
               y era mi amigo personal.





























               Junto a la figura legendaria y eterna de Roque Gastón Máspoli, el arquero uruguayo que
               participó en el Maracanazo de 1950. A la derecha, posan Juan Ruales y Jorge Araque.

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