Page 130 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            sucedido en el fútbol ecuatoriano. Como en el famoso ‘Camisetazo’ de
            Manta que saldría a la palestra varios años después. El ascenso ganado
            por Deportivo Quito se esfumó y el asunto volvió a cero.

            Partidos van, partidos vienen, hasta que llegó la final frente a
            Universidad Católica, equipo en el que jugaba de zaguero central Julio
            Moscoso, hijo de Blasco Moscoso Cuesta, una verdadera autoridad
            en el comentario deportivo. Había dos cupos para el ascenso. En el
            preliminar, Aucas le gana al San Lorenzo y se llevó el primer boleto.


            Saltamos a la cancha y ni corto ni perezoso, puse en práctica la trampa
            del offside, comandada por el zaguero argentino Héctor Abadie, que
            era el ‘Cabeza de área’. Católica no pudo descifrar el mecanismo, que
            lo interpretó de manera perfecta el árbitro colombiano que dirigió el
            partido. En el primer tiempo le pitó 19 offsides al ataque camarata y
            Blasco Moscoso, cuenta mi hermano Oswaldo que estaba escuchando
            la transmisión de Radio Quito, proclamó que: “hay gato encerrado,
            que el árbitro está comprado, porque es el Deportivo Quito el que
            provoca los fuera de juego”. Evidentemente, Blasco estaba equivocado,
            no sabía a cabalidad sobre la trampa del fuera de juego.

                                            Viene el segundo tiempo y el ár-
                                            bitro pita un ‘carring’ en favor
                                            del Deportivo Quito. Entonces
                                            grito en medio de las protestas,
                                            pidiéndoles a mis jugadores que
                                            si la barrera de Católica no está a
                                            los 9,15 metros que dicta el regla-
                                            mento, no disparen. Y el árbitro
                                            pedía una y otra vez a la barrera
                                            que no se moviera. Al fin, Rubén
                                            Baldi, delantero uruguayo le pegó
                                            con fuerza, y gol azulgrana. Era el
                                            gol del triunfo, el del ascenso.


            Con Rubén Baldi. Fue su compañero y   Católica seguía protestando, ava-
            luego su DT. Baldi marcó el gol del ascenso.   lada por Blasco Moscoso desde su

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