Page 161 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 7



               Al  final,  las  peticiones  de  Tingo  fueron  escuchadas.  Me  reuní  con
               Gustavo Herdoiza, realizé concesiones especiales en el aspecto
               económico y me enfundé el buzo de DT de la entidad amarilla. Ya
               me había ganado el sentimentalismo, el amor por una divisa que está
               enraizado en el afecto popular. Puse dos condiciones: armar un equipo
               competitivo que nos permita lograr el ascenso y recibir el apoyo como
               único sponsor publicitario de Alfombras Tingo, a cambio de la entrega
               de todo el material de utilería para la pretemporada y el campeonato.
               Los dos pedidos fueron aceptados y me puse manos a la obra.


               Vicente entregó 9 uniformes completos, 3 clases de buzos y una dota-
               ción completa de zapatos de caucho y de fútbol. Alfombras Tingo hizo
               la mejor inversión de su vida. La publicidad surtió efecto y el negocio
               creció. Se lo merecían porque les costó un buen dinero.


               La pretemporada se cumplió en Otavalo y contemplaba tres sesiones
               diarias. A las 6 y media ordenaba una vuelta completa a la laguna de
               San Pablo y al terminar pasábamos al desayuno. A las 11 de la mañana
               disponía una sesión de técnica individual y colectiva. A la tarde reali-
               zábamos comprobación futbolística. Aucas caminó como una bala y
               ganó el torneo de ascenso.

               Para el campeonato nacional de 1975 nos reforzamos con tres jugadores
               del Macará de Ambato. Llegaron Marcos Constante, Eduardo Nájera y
               Rómulo Dudar Mina. Integramos al zaguero uruguayo Héctor ‘Pocho’
               Loureiro, al volante argentino Héctor Siles, a su compatriota Juan José
               De Mario, que jugaba como número ‘10’ y al centrodelantero brasileño
               Ubiracy Da Silva, un forward gigante de enorme poderío físico.


               Cumplimos una gran  campaña.  Pudimos inclusive ganar el  título,
               pero terminamos en el tercer casillero. Una sucia maniobra de los
               dirigentes de Barcelona impidió actuar a los tres jugadores ambateños
               en los partidos finales. Macará dueño de los derechos de los jugadores
               mencionados y Barcelona comprador de los mismos para que integren
               la plantilla torera en 1976 se pusieron de acuerdo para impedir su
               presencia en los partidos decisivos.



                                                Memorias de un triunfador  161
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