Page 200 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
Berrueta estaba en la ruina. Había perdido su vehículo, no tenía
dinero y se hallaba en la desocupación, dedicado a otros menesteres.
Se había convertido en un hombre desperdiciado. Tomé como un
reto la sugerencia de Cubilla. Me había dado la clave para recuperarlo,
conociendo mi carácter. Era joven, pintaba para grande, pero muchos
sostenían que no tenía cabeza. O mejor dicho: la tenía, pero no le
funcionaba adecuadamente.
Carlos Ernesto Berrueta fue la pieza vital en el Aucas que dirigió en 1987. El uruguayo
estaba perdido en Montevideo, y Ernesto Guerra lo recuperó en una maniobra magistral.
Había sido una de las figuras de la Selección uruguaya que ganó el
Juventudes de América de 1981, que se jugó en Ecuador. En aquel
equipo en el que brillaron entre otros, Nelson Gutiérrez y Enzo ‘El
Príncipe’ Francescoli. No era cualquier cosa. Averigué más datos y
descubrí que era sobrino de Julio César Berrueta, un goleador uruguayo
que había jugado conmigo en Deportivo Quito en la década del 60.
Aguerre estaba enojado, cuando le dije firmemente que Berrueta me
interesaba. Soporté el vendaval y conseguí su dirección. Llegamos a un
canchón donde estaban las famosas ‘trocas’, los camiones de carga para
nosotros. Entré, pregunté y salieron dos criaturas semidesnudas, eran las
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