Page 198 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            Todopoderoso armaban la fiesta en los estadios. Yo también lo tomé
            como un rito, desde que un grupo de hinchas me metió a la iglesia,
            antes de un partido que jugamos en Machachi. Se convirtió en un
            axioma: “primero a misa, después a la cancha”.

            No me pesaba, si siempre he creído en Dios y he permanecido en
            manos de su voluntad. Pero también he sido devoto de la Virgen de
            La Dolorosa, de la Virgen del Quinche y de Jesús del Gran Poder.
            Desde los tiempos que dirigí a Nacional y comprobé que era mejor
            programar los sábados en la tarde sesiones de recreación con perso-
            najes populares como Sarzosita o Michelena y después ir a misa al
            Quinche, que llevarlos al cine, en el que se dormían en media pelí-
            cula, por el trajín del trabajo cumplido en la semana. Ahí dictaminé:
            “Nunca más vamos al cine”. Y no fuimos nunca más. Ni con el plantel
            de Nacional ni con ningún otro.


            En el torneo de Segunda fuimos
            imparables, arrollamos en todas
            las canchas y nos coronamos cam-
            peones ante un Atahualpa rebo-
            sante de excitación y alegría. El
            primer paso estaba cumplido. La
            llegada de Jaime Bowen a la pre-
            sidencia alentaba la búsqueda de
            una gran campaña en Primera Di-
            visión. La asunción del ‘Gringo’
            coincidió con una brillante idea
            del gobierno nacional del ingenie-
            ro León Febres Cordero, que de-
            cidió apoyar a los ídolos de Gua-
            yaquil y Quito, Barcelona y Aucas
            para que construyan sus propios
            estadios. Les entregaron 200 mil   Aucas se apoderó de su corazón. Volvió
            dólares a cada uno. No se realizó   en 1986 para ganar el ascenso, que fue
            un prolijo manejo en la construc-  celebrado con enorme júbilo y amor por la
            ción del estadio de Chillogallo.   sufrida hinchada amarilla.



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