Page 194 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
Pese a los esfuerzos, los grandes resultados no aparecieron. Es ahí
cuando salta mi nombre a la palestra. Don Nahím Isías y Miguel
Baduy, analizaron mi carrera ascendente y firmé un contrato que
superaba categóricamente a todos los que había suscrito en mi larga
carrera de director técnico.
Nahím Isaías y Miguel Baduy confiaron en su capacidad para encargarle la conducción de
Filanbanco por dos temporadas. Entre 1984 y 1985 dirigió al rico plantel de los banqueros.
Desde el primer momento encontré una apertura extraordinaria.
Un equipo organizado en la parte directriz y deportiva. Semejante
a Nacional, que era un modelo a seguir. Las instalaciones, la utilería,
la cancha y todas las comodidades que brindaba el Complejo de los
Samanes, en cuya edificación pude intervenir, era un verdadero lujo.
Dije que ‘metí cuchara’ y es cierto, porque en un curso que participé
en Chile en calidad de instructor, pude conseguir los planos del
Complejo de Pinto Durán, el búnker de la selección araucana, que
sirvieron para acomodarlos en la edificación de Los Samanes. En el
armado del equipo, Nahím y Miguel Baduy me dieron apertura total.
No había restricciones de carácter financiero, porque la entidad gozaba
de salud económica. Nos lanzamos con furia al mercado de compras
y logramos contratar a grandes jugadores. Llegaron Luis Capurro,
Marcelo Hurtado, Orly Klinger, Carlos Calderón, Carlos Cuvi, José
Valencia y los brasileños Macedo y Noé, que debutaban en nuestro
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