Page 191 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 9






























               La amistad indivisible con Carlos Coello Martínez, un dirigente que le confió la conducción de
               la selección nacional en varias oportunidades. Juntos construyeron las bases de la Tricolor.

               Tampoco hay que olvidar, que el montenegrino Dussan Drascovic
               abrió el camino, mejorando la talla y el peso de nuestros jugadores. Les
               dio cabida a los players de raza negra, que por su privilegiada estructura
               física resultaron fundamentales en los logros alcanzados. Después
               vino la inyección de los técnicos colombianos. Primero la del ‘Pacho’
               Maturana  que no  logró  clasificarnos,  porque  vino a  trabajar  con  el
               smoking puesto. Se creía un señorito, un gentleman intocable. Tomó la
               posta ‘Bolillo’ Gómez, más simple, más canchero, obrero y bonachón,
               nos metió en el Mundial de Japón y grabó a fuego su nombre en la
               historia de nuestro fútbol.


               El último proceso victorioso fue manejado por Luis Fernando Suárez.
               Su tarea fue más cómoda. Ecuador ya jugaba a otro nivel, ya había
               encontrado su identidad futbolística. No le reconozco un gran mérito.
               Aparte era frío, inconmovible. No gritaba los goles. No se le movía un
               pelo, mientras el estadio entero deliraba. Parecía un poster. Le daba lo
               mismo la noche o el día. Estaba para vivir a gusto en un freezer gigante
               de supermercado.



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