Page 276 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
Yo también simpaticé con LDU. Conozco de memoria todas las
canciones y los gritos de guerra. Ese es un recuerdo de mi hermano
Oswaldo, que se identificó con la blusa alba. Rodrigo Paz asentó su
fama, peleando a muerte por los intereses de su equipo, luchando por
sus ambiciosos proyectos, discutiendo acaloradamente, pero trazando
con bases inteligentes, la nueva era de Liga. El tiempo le ha dado la
razón en todo. Montó una imagen institucional de primera línea, que
es reconocida a nivel internacional. Construyó un complejo deportivo
que es una maravilla y edificó un estadio que es una joya arquitectónica.
En suma, una infraestructura de altísimo nivel.
Y en lo deportivo llevó a la ‘U’ a la cima del éxito. Lo convirtió en
Campeón de la Copa Libertadores de América, cumpliendo un sueño
que parecía un imposible. Alcanzó el subcampeonato mundial de clubes,
tras el Manchester United; gano la Recopa, la Copa Sudamericana,
prendiendo una hoguera de éxitos que difícilmente serán emulados.
Rodrigo Paz es un hombre con aureola, exitoso. Tiene una capacidad
admirable de trabajo. Se ha convertido en el Rey Midas del fútbol
ecuatoriano, porque todo lo que tocó lo convirtió en oro.
De los actuales dirigentes, el que pinta para convertirse en referente es
Esteban Paz, el ‘Hijo del tigre’. Tiene un engendro ganador, una gran
imagen. Una herencia paterna que le abre las puertas de par en par.
Partió con un prestigio consolidado, porque el apellido Paz goza de
respeto en la faz pública. En el fútbol y en el mundo de los negocios. Es
vehemente y le falta paciencia, virtudes que las irá adquiriendo con el
tiempo. Es el justo heredero de un señor como Rodrigo Paz.
Un hombre consolidado en la dirigencia nacional, pero que también
pertenece a Liga, es Patricio Torres Mora. Lo conocí cuando mi hijo
Aníbal estudiaba ingeniería en la Universidad Católica. Su porte,
su carácter y sus profundos conocimientos marcaron su condición
de líder. Recibió la transfusión del gusanillo directriz de su padre,
el Coronel Hernán Torres Bonilla, que fue uno de los grandes
dirigentes de Nacional. No está en juego su afecto deportivo. Si es
albo o camarata, verdaderamente no importa. Su influencia y su
manejo al dedillo de los estatutos del fútbol ecuatoriano lo colocan
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