Page 272 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            Fútbol, que tiene una dimensión superlativa. Su éxito no se forjó en un
            club, fue en el ente rector de todo el país. Chiriboga es el responsable
            de los momentos más sublimes que ha vivido el hincha ecuatoriano. De
            su mano, la Tricolor ha jugado dos mundiales y seguramente calificará
            para jugar un tercero. Modernizó la operación de la Federación
            Ecuatoriana de Fútbol, construyendo un edificio espectacular y
            funcional. Y dotó a la Selección de su Casa, equipada con los últimos
            adelantos tecnológicos y eso es un orgullo para el país futbolero.

            Con Luis Chiriboga en el timón del fútbol nacional, los éxitos han sido
            una constante. Se ha forjado un trabajo ordenado y planificado que ha
            catapultado a la selección al casillero número 10 entre las principales
            selecciones del mundo, un halago que era un sueño inalcanzable en
            otros tiempos. Y no debemos admirarnos de haber alcanzado el ‘top
            ten’. Ecuador hace tiempos que se vistió de ‘pantalones largos’, que
            forjó a pulso su inclusión en el primer mundo del fútbol.

            Si el balompié ecuatoriano goza del reconocimiento internacional,
            los jugadores no escapan a ese privilegio. Nunca antes en la historia,
            tantos futbolistas nacidos en esta tierra, estuvieron regados por
            diferentes países del mundo. Participando en torneos importantes,
            como Antonio Valencia, en el Manchester United de Inglaterra o
            Felipe Caicedo en el Locomotive de la Liga de Rusia. Sin olvidar la
            lluvia de jugadores que actúan en México, que se ha convertido en una
            vidriera incomparable. Toda esta proyección que sigue galopante ha
            sido factible con la llegada a la butaca mayor del fútbol nacional de
            Luis Chiriboga. Es el dirigente más importante y ganador, de todos los
            que se sentaron en el trono de la FEF. Enterrar el fracaso que nos tenía
            cercados, es su mayor mérito.

            En la Ecuatoriana se han forjado otros notables dirigentes. Ferdinand
            Hidalgo Rojas fue el primero de ellos. Mostró su capacidad, pero le
            faltó ambición. Después llegaron Jorge Arosemena Gallardo y Cesáreo
            Carrera del Río. Arosemena es un hombre vehemente y capaz, que no
            encontró la llave del triunfo y a Césareo le adornaba la tranquilidad
            y también el intelecto, pero reconozco que era complicado en esos
            tiempos forcejear con las potencias sudamericanas.

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