Page 45 - Mikorey, Max - Judaismo y criminalidad
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pueblos no-judíos, a fin de enriquecerse. Ella implica mucho más. El judío no lucha
simplemente contra el "jus", no se limita a eludir la ley escrita para lograr pequeñas
ventajas. Él lucha conforme al mandato de Yavé y al imperativo de su sangre contra el
"fas", contra el mismo orden divino inmanente, al que quiere disolver y reemplazar
por su violencia ilegal. No es un mero violador del derecho, tampoco un pueblo de
violadores del derecho, sino -y estas cosas se pueden expresar únicamente en el
lenguaje solemne de la antigua tradición aria- la "bestia ahrimánica", el luchador de
la oscuridad contra la luz. Quien está contra él no lo puede excluir cambiando sólo el
"jus", debe fundamentar de nuevo, llegando hasta lo más profundo, las bases éticas
del "fas", que descansa en el eterno orden legal del hogar patrio y de la sangre, de la
religiosidad y del "curso recto del mundo"
APNDICE DE LA BIBLIOTECA DE FORMACIîN
POLêTICA
Si, en lo alto de la escala, los judíos palaciegos forman una casta aparte, en la parte
inferior de la escala, el hampa judía es organiza a su modo, E IMPRIME SU SELLO
AL CONJUNTO DE LOS BAJOS FONDOS ALEMANES.
La aparición de numerosos bandidos judíos, en esta época, merece también ser
señalada... Sus orígenes son oscuros: se sabe solamente que en tiempos de Lutero, LA
JERGA DE LOS MALANDRINES ESTABA YA LLENA DE HEBRAISMOS. En
los siglos posteriores, se nota la existencia de bandas organizadas, unas puramente
judías, las otras mixtas, judeocristianas.
Le inculcan (las bandas judías al hampa alemana, N. del E.) su jerga particular la
Gaunersprache o el Rothwelsch, curiosa adaptación del hebreo (por otra parte, como
ocurre a menudo con las jergas, numerosas palabras encuentran su camino hacia la
lengua corriente, y actualmente forman parte del patrimonio lingüístico alemán). Y las
costumbres y la religión judías parecen ejercer gran atracción sobre más de un mozo
alemán de vida incierta. Los presos cristianos de una cárcel de Berlín reclaman el
derecho de asistir al culto judío; ya sobre el cadalso, Damian Hessel (antiguo
seminarista), "el más célebre de los jefes bandoleros del siglo XVIII, pide la
asistencia de un rabino" (León Poliakov, Historia del antisemitismo. Desde Cristo
hasta los judíos de Corte, pp. 245-246, ed. Siglo Veinte, Bs.As., 1968).
"Durante seis días (los bandidos judíos) no temen pecar contra las leyes divinas y
humanas, apoderándose de los bienes de los demás, y no hubieran tenido escrúpulos
el séptimo día si los dogmas rabínicos no les prohibieran todo comercio el día del
shabat. Ahora bien, SU COMERCIO ES EL ROBO, DEL QUE VIVEN, Y ES
PORQUE SE TRATA DE UN COMERCIO, NO PORQUE SE TRATE DE UN
CRIMEN, QUE SE ABSTIENEN DE ROBAR LOS SABADOS, CON EL OBJETO
DE NO HERIR A LA DIVINIDAD Y LA SANTIDAD DEL SABADO. Aun antes de
que las estrellas aparezcan en el horizonte, el ladrón judío interrumpe su viaje y se
apresura a llegar a un albergue donde podrá celebrar el shabat, puesto que ese día le