Page 55 - Pacto de silencio
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»Mi  padre,  al  percatarse  de  que  se  Trataba  de  algo  nuevo,  pues  por  el  cuadro
           clínico que presentaba la enfermedad no había nada igual descrito en ninguna parte
           del mundo, lo primero que pensó es en su etiología. Etiología quiere decir la causa
           que la produce: ¿cómo se origina la enfermedad? Pues lo que hizo mi padre —y todos

           nosotros: en casa éramos cinco, mi padre, mi madre, y tres hermanos, y los cinco
           éramos  médicos;  por  lo  que,  cuando  estábamos  reunidos,  o  por  ejemplo  en  las
           comidas,  se  hablaba  de  temas  médicos  y  naturalmente  hablábamos  del  síndrome
           tóxico— fue repasar las cuatro posibilidades únicas en el mundo de producir algo.

           Tenía  que  ser  necesariamente  un  agente  orgánico  (biológico),  un  agente  físico,  un
           agente químico, o un cuarto que vamos a llamarle desconocido: puede ser un OVNI o
           puede ser lo que sea. Cuando empezó a investigar, mi padre no descartaba ninguna
           posibilidad. Bueno, pues simplemente por decirles esto a varios periodistas, pues ya

           se dijo que estaba chalado y loco perdido y como un cencerro. Pero es que nosotros
           no decíamos que sea un OVNI ¡cuidado! Decíamos que hay cuatro posibilidades, y
           en ellas —al ser una enfermedad absolutamente nueva— con espíritu estrictamente
           científico cabían en primera instancia todas las hipótesis. Bueno, pues desde esta base

           empezamos  a  repasarlo  todo.  Se  miraron  agentes  físicos  capaces  de  producir
           enfermedades, sobre todo radiaciones. Y dedujimos que no podían ser radiaciones,
           porque una radiación, si estamos aquí todos reunidos y enfermas tú y nosotros no,
           pues oye: ¡qué radiación más selectiva es ésa! ¿No? Y ademas el cuadro clínico que

           producen estas radiaciones no es el mismo. Un agente biológico también era muy
           raro, porque atacaba a unos y a otros no, oye: ¡también era muy rarito! Bueno, pues
           entonces eso es un agente químico, y entonces es la comida. No podía ser el respirar,
           no podía entrar en el organismo por vía respiratoria, si en una familia enfermaban

           unos y otros no. Tenía que ser algo que los diferenciase, que era el comer. Pues eso ya
           lo sabíamos desde el cinco de mayo, ya sabíamos que era la comida, por lo tanto que
           se adquiría la enfermedad por vía digestiva. Quiere decir esto que ya llevábamos un

           mes de ventaja sobre los demás. Y no es que seas más o menos listo que ellos, sino
           que a partir de que vas con unas miras abiertas, sin anteojeras, sino que te planteas
           todos las posibilidades, pues ¡coño!, desde el día cinco ya sabes que es vía digestiva.
           Porque no hay más narices. Y por ahí sacas todo lo demás… Por eso te decían que
           estabas chalado, porque todo el mundo decía que era un bichito y que venía por vía

           respiratoria pulmonar: una chorrada simplemente. La primera imagen era pulmonar,
           pues ¡hala!: lo sacaron y ya está. Por eso empezó; y por eso como ya metieron cuatro
           veces la pata, cuando vieron luego que el aceite no era, ¿quién es el que saca por

           quinta vez la pata? ¿Qué ministro es el que sale dando la cara? Y no sólo el ministro
           sino  su  presidente  del  Gobierno.  Entonces,  ¿qué  pasa?:  pues  la  ley  del  silencio,  y
           arrea como puedas».
               El Director de Salud de la Delegación Territorial de Sanidad y Seguridad Social
           de Madrid era en aquel momento el Dr. Antonio Urbistondo Agrasot, y bien es cierto

           que tanto él como el jefe local de Sanidad de Torrejón, el Dr. Juan Raúl Sanz, han



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