Page 59 - Pacto de silencio
P. 59

Consiguientemente  no  pudo  deducirse  causa  alguna  por  analogía  con  otras
           enfermedades».
               El Dr. Antonio Muro venía diciendo esto desde los primeros días, y lo ratificaría
           el 24 de noviembre de 1981 en reunión celebrada en el Ministerio de Sanidad, en la

           que afirmó taxativamente que «una enfermedad nueva se ha enfrentado al hombre por
           primera vez».
               Enfermedad irreversible («una de las personas que se encuentra con el grupo de
           trabajo de la OMS nos dijo que nuestra enfermedad no tiene solución y que tenemos

           que  acostumbrarnos  a  ella»,  afirmaría  en  1984  el  presidente  de  la  federación  de
           afectados  FACSINTO)  que  los  investigadores  oficiales  se  permitían  en  principio
           calificar  de  «benigna»  (!).  Así  lo  recoge  el  Dr.  Muro  en  la  recién  mencionada
           reunión: «Por la Tarde del lunes día 11 de mayo de 1984, se celebraba una sesión en

           la que yo tenía muchísimo interés, porque era la anatomopatológica en la que había
           seis necropsias ya; por entonces se dijo que era una enfermedad benigna, y yo dije
           que  para  mí,  que  toda  mi  vida  había  sido  sanitario,  una  enfermedad  que  producía
           morbilidad  y  nueva,  pero  que  además,  nada  más  empezar  ya  tenía  seis  víctimas

           mortales, para mí, esa enfermedad era suficientemente preocupante y suficientemente
           grave como para dedicarme ya sólo a ella».
               El único que opinaba que no se trataba de una enfermedad nueva, fue el Dr. Ángel
           Peralta Serrano jefe del departamento de Endocrinología del Hospital infantil de la

           Ciudad  Sanitaria  La  Paz  de  Madrid,  y  designado  perito  para  el  juicio  sobre  el
           síndrome  tóxico,  que  ya  el  12  de  mayo  de  1981  escribió  que  se  trataba  de  una
           intoxicación  por  organofosforado.  En  su  informe  previo  sobre  el  síndrome  tóxico
           (que  reproduzco  íntegro  en  el  Anexo  5)  lanza  una  grave  acusación  de  negligencia

           contra la Administración de Sanidad al afirmar que «existe información toxicológica
           clínica, en países donde el fenómeno descrito se ha reproducido en cierto modo. El
           mito del “síndrome nuevo”, “enfermedad misteriosa” o “enfermedad sin causa”, no es

           de  recibo».  Sin  embargo,  acepta  que  se  pueden  dar  variantes  que  originan  una
           enfermedad  nueva:  «Sentada  la  autonomía  del  insecticida  en  su  múltiple  acción
           deletérea, que le otorga capacidad suficiente para configurar una enfermedad propia
           nueva  y  particular,  debe  aceptarse,  empero,  que  la  molécula  fosfórica  afectará  al
           hígado y otros órganos (especialmente hígado, donde se cataboliza el veneno)».

               Y  más  adelante  insiste  en  la  negligencia  de  las  autoridades  sanitarias  en  la
           primavera de 1981:
               «En  el  síndrome  tóxico  había  un  conjunto  de  síntomas  extremadamente

           semejantes a la intoxicación por organofosforados. Parece que algún clínico de un
           hospital  militar  trató  a  sus  pacientes  con  síndrome  tóxico  como  intoxicados  por
           organofosforados  y  se  produjo  la  mejoría  por  curación  total  simplemente
           administrando  antídotos  para  combatir  el  síndrome  parasimpaticomimético  que
           producía la inhibición de la colinesterasa. Pero si se empieza por pensar que se trata

           de una “neumonía típica” y no se sospecha el verdadero cuadro clínico…, tampoco se



                                             ebookelo.com - Página 59
   54   55   56   57   58   59   60   61   62   63   64