Page 68 - El judío internacional
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aguardarlo todo del "Estado". Estos preparativos corresponden todos, perfectamente, al plan
mundial hebreo, para dominar a los otros pueblos. Si no se hiciera todo en consciente consecuencia
del programa mundial judío, seria en extremo interesante saber por que el material viviente de
todos estos experimentos se integra, precisamente, con niños no-judíos, quedando, en cambio, la
dirección en manos de judíos.
No se guardan, en parte alguna, con más severidad que en Norteamérica las libertades judías. El
no-judío se las compone como puede con sus conciudadanos, en tanto que cada comunidad judía
tiene sus protectores, que de distintos modos y maneras, entre los que, y no en último lugar,
esgrimiendo la amenaza política y comercial, saben darse la necesaria importancia. Un no-judío con
sentido social jamás obtendría gratitud por preocuparse de la vida y educación de niños judíos: en
cambio, la comunidad existente en toda población lo arregla automáticamente. Son las hebreas las
más secretas de las escuelas municipales, al extremo que, a veces hasta sus sedes son
desconocidas por los Municipios de las grandes poblaciones. Se ocupa con preferencia el judío de
influenciar la mentalidad no-judía, haciendo lo posible por prescribir a los no-judíos, lo que
especialmente tengan que pensar acerca del judío. Sin el mínimo escrúpulo, va influenciando la
ideología no judía de tal forma, que paulatinamente y con grandes rodeos, va sirviendo al fin y al
cabo a los intereses generales judíos. Este celo y perseverancia, que deben llamar poderosamente
la atención a quien lo haya observado alguna vez, no son mas que manifestaciones naturales de la
convicción de todo judío, de que es miembro de una raza privilegiada con facultades para educar a
las razas inferiores, punto de vista desde el cual juzga al resto de la humanidad.
Es de origen judío toda influencia que hoy conduce a nuestra juventud a ligerezas y libertinaje.
Fueron nuestros jóvenes los inventores de esos "vestidos deportivos", que arrojan tan lamentables
resultados que el publicista serio se ven en la necesidad de llamar la atención sobre ello. Esa moda
proviene de la confección judía, donde no predomina el arte, ni deciden ciertamente los escrúpulos
morales. La película cinematográfica es indudablemente una combinación sumamente interesante
del desarrollo del arte fotográfico con el escenario; más ¿quien es el responsable de su
degeneración, quien la trocó, para millones de personas, en peligro moral tan serio, que mereció la
más general desaprobación? ¿Quiénes son los empresarios de los teatros de variedades, bailes
públicos y demás diversiones modernas enervantes de todo el mundo? A esos jóvenes y muchachos
engalanadas, con su exterior vulgar y su carencia absoluta de responsabilidad, se les podrá aplicar,
desde sus torpes atavíos y sus falsas alhajas, hasta sus ideas enfermizas y vanas esperanzas, una
misma y común etiqueta que diga: "Hecho, seducido y explotado por judíos". Así ilustra la realidad
y de lúgubre manera aquella citada tesis que dice: "Nosotros desorientamos, atrofiamos y
desmoralizamos la mocedad de los infieles por medio de métodos educativos teóricos y prácticos,
que reconocemos falsos, pero que inspiramos felizmente".
"Sus principios y métodos" no requieren necesariamente amplias, ni siquiera modestas facultades
intelectuales. El joven que frecuenta el cinematógrafo, asimila sus "métodos y teorías" tal como el
niño que escuche al preceptor "liberal" (que ejerce así su "control sobre el pueblo") sobre como
interpreta la "libertad sexual". No proviene la desmoralización inherente a estos "métodos y
teorías", de la familia o iglesia no-judías, ni de su profesión, en la que predomina el elemento no-
judío, sino solamente de teorías, influencias y profesiones, en las que prima el judío. Seria posible
prolongar esta lista de reproches, mas preferimos reducirla solo a lo que los ojos honestos puedan
ir comprobando en la práctica. Hay que fijarse también en que precisamente no es la juventud
judía la víctima de tales teorías, sino la no-judía. Si también una fracción de aquella se va
contagiando con esos venenos sociales, nada significa en comparación con la enorme destrucción
moral lograda entre la juventud no-judía. Es muy significativo que ni aquellos judíos consigan
enormes riquezas con este proceso enervante, ni tampoco sus hijos o hijas sean víctimas de este
sistema. Atraviesa la juventud judía esos peligros pura y orgullosamente.
Muchos padres, madres y jóvenes de sentido común, muchos miles de profesores y publicistas
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