Page 66 - El judío internacional
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cualquiera, sino solamente su incondicional aferramiento al judaísmo exclusivo.
Observando después las pretensiones contenidas en los Protocolos, nos enteramos en la 7º tesis:
"Nosotros procuramos desde largo tiempo que el clero de los infieles, que en todo caso mucho
podría impedir, caiga en descrédito, con lo cual resulta infructuosa su misión. Su influencia sobre
los pueblos disminuye día a día".
"Por doquier se proclama la libertad de conciencia, por lo que es solo cuestión de tiempo, que se
hunda definitivamente la religión cristiana. Con las otras religiones nos entenderemos con mayor
facilidad aun, pero la resolución en definitiva todavía no esta madura".
Esto tendrá cierto interés para aquellos sacerdotes que con los rabinos judíos tratan de conseguir
cierta mancomunidad espiritual. Aparece necesariamente en tal unión, Jesucristo, como bondadoso,
pero absolutamente mal comprendido profeta judío. En caso de que se realizara tal unión, dejaría,
por fuerza, la religión cristiana de existir como forma sui generis religiosa. La mas fanática
enemistad religiosa, según lo que en el protocolo se habla de este particular, se dirige contra la
Iglesia católicorromana en general y contra el Vaticano en especial.
Un párrafo típico de este Protocolo reclama para la raza hebrea una especial habilidad en el arte de
ultrajar, diciendo: "Nuestro periodismo criticara acerbamente todos los asuntos de Estado y de la
Iglesia, como también la ineptitud de los infieles en general. En tales campañas utilizara siempre
conceptos denigrantes que rocen la injuria, arte en el cual nuestra raza alcanzo siempre cierta
maestría excepcional".
Expresa el 5º Protocolo: "Se reduce al mínimo, bajo nuestra influencia, la racional aplicación de las
leyes. La reverencia ante las leyes es zapada por la interpretación "liberal", que nosot os r
implantamos. Los juzgados o tribunales deciden según nuestra voluntad, aun en los casos más
importantes, donde se trata de fundamentales cuestiones de jurisdicción o política. La
Administración de los infieles las comprende desde puntos de vista, que nosotros les imponemos
mediante nuestros agentes, que al parecer nada tienen que ver con nosotros, por insinuaciones en
la prensa, o por otros muchos conductos. Nosotros, en suma, sembramos la discordia y el rencor
en la sociedad de los infieles".
Dice el Protocolo 17: "En los países denominados progresistas hemos creado una literatura
malsana, obscena y amoral. Una vez escalado el poder, la dejaremos subsistir durante cierto
tiempo, para que se destaque con mayor claridad la diferencia entre esta y las publicaciones que
después iniciaremos".
En lo referente a la denominación de la prensa, exprésase en el Protocolo 12: "La hemos
conseguido actualmente hasta tal extremo, que la prensa mundial recibe las noticias
exclusivamente nuestras, publicando solamente aquello que nosotros permitamos". Este asunto se
trata asimismo en el 7º Protocolo, donde se dice: "Obliguemos a los gobiernos de los infieles a
aceptar disposiciones que favorezcan nuestro plan ampliamente trazado, y que se acerca ya a su
realización. Deberán tolerar y soportar la presión de la opinión pública, influenciada artificiosamente
por nosotros y que con ayuda de la prensa, llamada "gran potencia", ha sido organizada. Salvo
contadas y poco importantes publicaciones, esta prensa se encuentra en nuestras manos".
Resume el Protocolo 12 todo esto en la siguiente forma: "Nosotros hemos logrado dominar la
mentalidad de la sociedad infiel, hasta tal punto, que todo el mundo contempla los acontecimientos
del mundo a través de los cristales que nosotros les ponemos ante los ojos. No existe gobierno
alguno, que pueda levantar una barrera contra nuestra intromisión en los mal llamados por los
infieles "secretos de Estado"; ¿cómo entonces, no se presentaran las cosas, cuando nosotros, en la
persona de nuestro soberano, seamos los dueños reconocidos del mundo entero?
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