Page 84 - Teodoro Herzl El Estado Judio
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EL ESTADO JUDÍO
         comunidades judías de todo el mundo los datos para contar con una
         estadística completa.
            Las tareas posteriores, la explotación científica del nuevo país
         y de sus recursos naturales, el plan unitario de emigración y esta-
         blecimiento, los trabajos preliminares para la legislación y admi-
         nistración, etc., son cosas que pueden deducirse del fin general
         perseguido.
            Por fuera, la Society, como ya lo aclaré al principio, en la parte
         general, debe tratar de ser reconocida como un poder constituyente
         de un Estado. Puede conseguir de los gobiernos, la autoridad nece-
         saria por medio de la adhesión libre de muchos judíos.
            Por dentro, vale decir con respecto al pueblo judío, la  Society
         crea las organizaciones imprescindibles de los primeros tiempos, la
         célula madre, para decirlo con un término tomado de las ciencias na-
         turales, de la que han de desarrollarse, más tarde, las instituciones
         públicas del Estado Judío.
            El primer objetivo, como ya se ha dicho, es alcanzar la soberanía,
         asegurada por el derecho internacional, de un territorio que sea su-
         ficiente para satisfacer nuestras justas necesidades.
            ¿Qué ha de suceder después?



         La toma de posesión del país

            Cuando los pueblos migraban, en tiempos históricos, lo hacían
         llevados, arrastrados, arrojados por el azar cósmico. Como nubes de
         langostas descendían en su marcha inconsciente, en cualquier parte.
         En los tiempos antiguos no se conocía, por cierto, la tierra.
            La nueva emigración judía tiene que llevarse a cabo según princi-
         pios científicos.
            Hace unos cuarenta años, la busca del oro se efectuaba de una
         manera maravillosamente simple. ¡Qué de aventuras sucedían en Ca-
         lifornia! Como consecuencia de un rumor, acudían los “desespera-
         dos” de todo el mundo, robaban la tierra, se robaban mutuamente el
         oro y lo perdían luego en el juego como los ladrones. ¿Y hoy? Con-
         sidérese la busca de oro en Transvaal. No son vagabundos sentimen-
         tales los que dirigen la industria del oro, sino geólogos e ingenieros


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