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En el caso del dolor, como el que experimentaron hace un momento, tampoco se puede controlar
en tanto sensación. Es decir, no puedes dejar de sentir dolor a voluntad. Si fuera necesario sentir dolor
para poder curarse de alguna enfermedad o para lograr hacer algo importante para ti, como el dolor que
da cuando se hace ejercicio, ¿Qué podría hacerse? ¿Sería útil tratar de no sentir dolor? Tal vez podría
lograrse renunciando al tratamiento o dejando de hacer ejercicio, pero ¿Eso sería útil para nuestra vida?
Lo que queremos decir con esto, es que en una situación como esa, probablemente lo más útil a largo plazo
sería abrirle un espacio al dolor, dejar el dolor con nosotros, no luchar contra él, porque es inútil, y mejor
hacer lo que nos conviene. Claro, alguien puede decir que en el caso de meter las manos en agua fría no
se gana nada. Bueno, los invitamos a que vean ahí una oportunidad de entrenarse, de aprender la habili-
dad de aceptar emociones o sensaciones desagradables, sin luchar contra el dolor, simplemente dejándolo
ahí el tiempo necesario, en este caso, dos minutos.
Se informó que el ejercicio de la técnica de desesperanza creativa ha terminado.
En el caso de que algún participante levante la mano dos personas y se hace la siguiente aclara-
ción “la única manera de saber que no estabas pensando en un elefante rosado con un moño rojo, es pensar
en él para comparar la imagen mencionada con lo que estabas pensando. Para que se entienda mejor,
piensen en esta situación. Un chico desea saber si su amigo ya logró dejar de estar pensando todo el tiem-
po en su exnovia. Para resolver su inquietud decide preguntarle “¿Oye Tito, ya no estás pensando en tu
exnovia Paquita?” Como se intuye, solo hay dos posibilidades de respuesta: una, que el chico le diga,
“no,
Ahora escuchen atentamente las siguientes instrucciones: “no deben pensar en nada, mantengan
su mente en blanco, recuerden no pensar en nada, mantengan su mente en blanco. No piensen en un elefan-
te rosa. Recuerden, no deben pensar en nada, no deben pensar en un elefante rosa con un moño rojo atado
con una cuerda a una de sus orejas”.
Ya pueden abrir sus ojos. Ahora por favor, levante la mano la persona que de verdad no pensó o
imagino el elefante rosa con moño rojo.

