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UN PASO MÁS

Por: Md. Daniela Guevara

Cuando salí de la rural, estaba muy ilusionada con la apertura de mi
consultorio, esperanzada en hacer realidad sueños y proyectos; había em-
pezado un nuevo rumbo en mi vida. Con las puertas abiertas, los pacientes
empezaron a llegar, presentando enfermedades comunes, sin mayor com-
plicación. Durante cinco meses, aproximadamente, la situación fue la
esperada, pero ya llegaban desde oriente las noticias respecto a la fla-
mante Covid-19, las mismas que incluían mucho dolor y desgracia en el
continente asiático, ante la ola de contagio y muerte que traía consigo,
sin un tratamiento establecido, además del cansancio y la impotencia del
personal médico al enfrentarse con armas rutinarias, a algo desconocido.
De allí pasó a Europa, donde Italia y España fueron el centro de aten-
ción del viejo continente ante la catástrofe; entonces, mi ánimo ya empe-
zaba a alterarse y los conflictos aparecían respecto a qué pasaría conmigo,
en el ejercicio de la profesión, y como consecuencia, con mi familia, si
llegaría al Ecuador y si por determinadas circunstancias me contagiaría.
¡Potencias mundiales en medicina caían ante el devastador efecto! “¿Y
acá cómo será?” era otra de mis preguntas sin respuesta.
Pasaron los días y lo inevitable, producto de la migración, sea por
cualquier condición, sucedió. Ecuador presentó al “Paciente Cero” y
sería cuestión de instantes la expansión del virus en territorio nacional,
dado que la persona había recorrido algunas provincias. Entré en an-
gustia, más aún con las noticias que maquillaban la situación para que el
caos no se instale a toda velocidad; entonces, el primer paso fue hablar
con la familia para advertirles al respecto y que el paso vital, dentro de
este nuevo camino a recorrer, era quedarse en casa, proveerse de ali-
mentos suficientes para largo tiempo y evitar así el contacto o aglomera-
ciones, además de la consecuente histeria general. No había otro camino.
Y los problemas empezaron, tanto por la irresponsabilidad de los pa-
cientes infectados que no guardaban aislamiento obligatorio, así como
por el desconocimiento de que había personas asintomáticas que seguían
con sus actividades. El Gobierno tomó cartas en el asunto, dispuso la
cuarentena obligatoria con el fin de evitar el colapso del sistema de salud,
y de que personas en condición de vulnerabilidad sean las más afectadas.
La poca oferta de insumos de bioseguridad como mascarillas, batas
de protección y guantes provocó el efecto económico de que los precios
de dichos implementos se disparen, además del curioso, pero entendible
fenómeno, de venta y reventa de estos insumos a precios increíbles, pero
esa explicación es para otro tipo de publicaciones y realizada por espe-
cialistas en temas financieros. Sí, la innovación y creatividad también

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