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CONFLICTOS EN PANDEMIA

Por: Md. Christian Maiguashca

Me aprestaba a vivir una nueva experiencia, eran los últimos meses
del 2019 y llegaba el momento de iniciar el año de medicina rural, para
poner en práctica los conocimientos adquiridos, compartir con la comu-
nidad y elevar el estilo de vida de la población en la que estaría durante
los próximos trescientos sesenta y cinco días.
Me correspondió un centro de salud tipo B, es decir, un sitio de aten-
ción cuyas áreas clave, entre otras, correspondían a medicina general en
consulta externa, medicina familiar, también conocida con el nombre de
comunitaria, odontología, vacunación, alternando con visitas a los do-
micilios de quienes no podían acercarse al lugar, por cualquier causa.
La estaba viviendo al máximo, disfrutando cada momento; sin embargo,
llegó el 2020 y el cuadro fue transformándose en el tiempo, dadas las
trágicas noticias que llegaban desde el extranjero respecto al brote de una
nueva enfermedad bautizada como Covid-19, la misma que se extendía
deprisa y sin control por el mundo entero. Me sentía consternado ante
cada reporte de los medios de comunicación que informaba sobre pér-
didas humanas, miedo de que la sociedad médica se contagie por no tener
suficiente material de protección, desconocimiento y caos.
Recuerdo una de las charlas con los compañeros, quienes expresaban
el temor que sentían respecto al daño que esta enfermedad podría causar
en nosotros y nuestras familias, en caso de contagiarnos, sin en algún mo-
mento el virus llegaba a territorio nacional. Y llegó, por lo tanto, las auto-
ridades sobre la marcha dispusieron nuevos protocolos de atención, entre
otras cosas, lo cual implicó que algunos de los rurales sean convocados
a hospitales de mayor complejidad de atención, y el resto permaneció en
sus plazas, pero dispuestos a atender los casos que se presentaran.

En este delicado contexto, junto a los compañeros continuamos la-
borando pese al peligro existente, destacando que al centro de salud, al
área de triaje, llegaban pacientes que presentaban gripe, pero en sus pa-
labras “era para prevenir el contagio del Covid-19”, lo que me generaba
incomodidad, por el peligro que representaba; por lo tanto, elegimos el
discurso de que la mejor manera de prevenirlo era quedarse en casa y no
exponerse asistiendo al centro de salud, donde las posibilidades de con-
tagio son más altas, o a cualquier otro lugar.
Pasaron los días y los casos aparecían en las diferentes provincias,
según la información de los medios nacionales y locales. En el caso par-
ticular del área a la que pertenezco, era alta la posibilidad de que exista
mayor concentración de pacientes, con incremento acelerado, puesto que
la población masculina en su mayoría, trabaja en servicios de transporte,

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