Page 89 - Libro Orgullo y Prejuicio
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quiero ocultarte nada. « El señor Darcy está impaciente por ver a su hermana, y
      la  verdad  es  que  nosotras  no  estamos  menos  deseosas  de  verla.  Creo  que
      Georgina Darcy no tiene igual por su belleza, elegancia y talento, y el afecto que
      nos inspira a Louisa y a mí aumenta con la esperanza que abrigamos de que sea
      en el futuro nuestra hermana. No sé si alguna vez le he manifestado a usted mi
      sentir sobre este particular; pero no quiero irme sin confiárselo, y me figuro que
      lo encontrará muy razonable. Mi hermano ya siente gran admiración por ella, y
      ahora tendrá frecuentes ocasiones de verla con la mayor intimidad. La familia
      de Georgina desea esta unión tanto como nosotras, y no creo que me ciegue la
      pasión de hermana al pensar que Charles es muy capaz de conquistar el corazón
      de cualquier mujer. Con todas estas circunstancias en favor de esta relación y sin
      nada  que  la  impida,  no  puedo  equivocarme,  queridísima  Jane,  si  tengo  la
      esperanza de que se realice el acontecimiento que traería la felicidad a tantos
      seres.»
        —¿Qué opinas de este párrafo, Lizzy? —preguntó Jane al terminar de leer—.
      ¿No está bastante claro? ¿No expresa claramente que Caroline ni espera ni desea
      que yo sea su hermana, que está completamente convencida de la indiferencia
      de su hermano, y que si sospecha la naturaleza de mis sentimientos hacia él, se
      propone,  con  toda  amabilidad,  eso  sí,  ponerme  en  guardia?  ¿Puede  darse  otra
      interpretación a este asunto?
        —Sí se puede. Yo lo interpreto de modo muy distinto. ¿Quieres saber cómo?
        —Claro que sí.
        —Te lo diré en pocas palabras. La señorita Bingley se ha dado cuenta de que
      su hermano está enamorado de ti y ella quiere que se case con la señorita Darcy.
      Se ha ido a la capital detrás de él, con la esperanza de retenerlo allí, y trata de
      convencerte de que a Bingley no le importas nada.
        Jane lo negó con la cabeza.
        —Así es, Jane; debes creerme. Nadie que os haya visto juntos puede dudar
      del cariño de Bingley. Su hermana no lo duda tampoco, no es tan tonta. Si hubiese
      visto en Darcy la mitad de ese afecto hacia ella, ya habría encargado el traje de
      novia.  Pero  lo  que  pasa  es  lo  siguiente:  que  no  somos  lo  bastante  ricas  ni  lo
      bastante distinguidas para ellos. Si la señorita Bingley tiene tal afán en casar a la
      señorita Darcy con su hermano, es porque de este modo le sería a ella menos
      difícil casarse con el propio Darcy; lo que me parece un poco ingenuo por su
      parte. Pero me atrevería a creer que lograría sus anhelos si no estuviese de por
      medio la señorita de Bourgh. Sin embargo, tú no puedes pensar en serio que por
      el hecho de que la señorita Bingley te diga que a su hermano le gusta la señorita
      Darcy, él esté menos enamorado de ti de lo que estaba el jueves al despedirse; ni
      que le sea posible a su hermana convencerle de que en vez de quererte a ti quiera
      a la señorita Darcy.
        —Si nuestra opinión sobre la señorita Bingley fuese la misma —repuso Jane
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