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MANIFIESTO DEL SOCIALISMO NUEVO
LOS DERECHOS DEL SER HUMANO
Más allá de las diversas concepciones sobre la especie humana, ella es premisa del mundo. Siendo su fundamento, la sociedad debe asumir al ser
humano como fin de todas sus acciones. En congruencia, el socialismo nuevo busca ser la vanguardia de la humanidad en su marcha histórica.
Pero, como ya ha sido revelado, el igualitarismo y la libertad que fueron arietes contra la opresión, hicieron perder la concreción de la vida decada
quien, rebajándola a cáscara mercantil en el capitalismo y a su presencia abstracta en el socialismo. El socialismo nuevo, en cambio, asume las
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tres dimensiones de la persona natural, el individuo civil y el ciudadano político, como modos de ser social contenidos en la existencia en cada
uno.
El nuevo humanismo, por tanto, no relega el derecho a la vida personal e íntima, no se apropia de los derechos civiles del trabajo, las necesidades
y los medios para la vida familiar, y tampoco arrebata los derechos al ciudadano para entregar la política en monopolio al poder establecido. Al
contrario, habrá de garantizar dichos derechos sin restricciones.
Pero el humanismo socialista no repite los derechos del hombre de la Revolución Francesa ni los vuelve una promesa a futuro sin fecha ni firma
responsable.
Se plasma en las comunes libertades humanas de pensamiento, opinión, asociación, manifestación, tránsito, expresión, comunicación y protec-
ción ante la autoridad, estableciendo las garantías jurídicas e institucionales y los medios reales para su ejercicio efectivo por todos.
Principalmente, tendrá como base nuevas necesidades, con su consiguiente elevación de las costumbres, los hábitos y los modos de convivencia.
Así será posible que, además de mejorar el nivel de vida satisfaciendo sin cortapisas las necesidades de sobrevivencia, cambie el modo de vida
humanizándolo.
Entre las nuevas necesidades figuran: los modos culturales que dan forma humana a las exigencias de nutrición, reproducción, descanso y re-
lación; las fuerzas intelectuales de las aptitudes, facultades, capacidades y habilidades para ejercer el pensamiento reflexivo, racional y crítico;
el saber y la información que elevan la expresión, la asociación y el comportamiento; la sensibilidad que da forma estética al mundo, al campo
urbano, la habitación, el mobiliario, el vestido, los espacios públicos y personales; la educación, experiencia y habilidades cívicas para la acción
pública que hagan factible la participación en la vida civil y política; el ejercicio de las fuerzas espirituales en los valores morales, éticos, cívicos,
estéticos, intelectuales y en el espíritu de verdad.
Cubiertas ellas, serán soporte de la nueva humanidad y condiciones para el nuevo modo de existencia. Un modo de vida desenajenado que
extirpe el ansia de posesión, de mandato o control, para fomentar la autodeterminación humana. Un modo de vida desalienado que integre la
conciencia, la acción y la vida de cada uno en una existencia concreta, no en el vacío psicologista.
Se busca, en consecuencia, una revolución de la vida cotidiana que, inspirada en los fundamentos del mundo, los haga sus motivos de vida. Don-
de cada ser humano abandone la simulación hacia los demás y hacia sí mismo, dando autenticidad a su existencia.
Será el paso del reino de las necesidades a la república de las libertades.
LA NUEVA SOCIEDAD CIVIL
La sociedad civil socialista no nace al margen de los problemas públicos del capital y el trabajo, ni en los grupos que reclaman derechos exclusi-
vos, ajenos al interés nacional y colectivo.
La verdadera sociedad civil se da en la interconexión de la producción, el trabajo y las necesidades generales. Su autonomía, por tanto, incluye la
liberación del trabajo que no se alcanza en la cooperación voluntaria ni en los ejércitos laborantes, sino en la organización propia de la vida civil.
Liberación que exige generalizar la educación elemental, técnica y profesional para impulsar el trabajo inteligente, la eficiencia y la productividad
en beneficio común.
Implica liberar la producción de las trabas del lucro, del interés antinacional y el burocratismo estatal. Y liberar las necesidades para humanizarlas
e impedir que los satisfactores sean medios para el control.
Implica, por ende, el ordenamiento del mercado productivo y del mercado civil, la integración de las distintas ramas económicas industriales, del
campo y los servicios.
3 El hecho de que no se haya acuñado un término distintivo para el hombre socialista, como lo hizo la
revolución francesa con el “ciudadano”, pone al descubierto dicha abstracción.