Page 21 - Frankenstein, o el moderno Prometeo
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sucesos, Mary decidió que un nuevo viaje al Continente alejaría de sus vidas el
amargo sabor que esas semanas funestas, apestadas por el olor de la muerte, habían
dejado en sus corazones. Y sin duda Suiza, paraíso mítico en los sueños adolescentes
de Mary, era un buen destino.
Diodati
A finales de la primavera de 1816, Percy y Mary, acompañados de su pequeño hijo
William —nacido el 26 enero de ese mismo año y fallecido tres años después en
Roma— y de la hermanastra de Mary, Claire Clairmont, cruzaban la frontera entre
Francia y Suiza. La belleza de las impresionantes cumbres del Jura, cerca del
Ródano, arropadas por frondosos bosques y tupidas nubes, compensaron las
incomodidades del viaje. «El natural silencio de los parajes deshabitados —escribió
Mary en su diario— contrastaba extrañamente con el vocerío de nuestros guías que,
en animada conversación, tono y gesto, se increpan uno al otro en patois, un dialecto
franco-italiano, interrumpiendo la calma majestuosa de un lugar donde, de no ser por
ellos, nada podría escucharse».
Villa Diodati y la luna reflejándose en el lago Geneve
Luego se desplazaron hasta Ginebra, cerca del lago Leman en las faldas alpinas
del Mont Blanc, alquilando un pequeño cotagge en un lugar llamado Chapagne
Chapui. El motivo que les había llevado allí era el obsesivo deseo de Claire por
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