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8. Críticas y Sugestiones a los criterios de la categoría diagnóstica
Las posibilidades de aporte del saber psicoanalítico al campo de la Psiquiatría son
evidentes cuando se consideran los fundamentos teóricos y empíricos que este saber dio
al Trastorno de Personalidad Narcisista para su presencia como categoría diagnóstica en
las clasificaciones de la DSM-IV y de la CID-10 – en esta última, todavía provisoria. El
Psicoanálisis tiene un lugar privilegiado de investigación para el mejoramiento de la
evaluación diagnóstica multiaxial, en particular en el eje II, en el ámbito de los
Trastornos de Personalidad, como se verifica en el Trastorno de Personalidad Narcisista.
Las dos clasificaciones contemporáneas, CID-10 y DSM-IV, presentan
definiciones similares para los Trastornos de Personalidad. En el uso clínico de
cualquiera de ellas, debemos estar atentos al riesgo de abuso político en el uso de la
categoría diagnóstica, pues el campo de los trastornos de personalidad también está
delimitado en función de normas sociales, ya que determina los rasgos de personalidad
que son nocivos a la sociedad y a las personas con las cuales el paciente interactúa,
considerada esta cualidad de interacción como uno de los criterios para el diagnóstico
de la categoría.
El concepto de Narcisismo es fundamental para el establecimiento del diagnóstico
del Trastorno de Personalidad Narcisista y para deslindar el debate conceptual y
terapéutico contemporáneo. Otto Kernberg, que puede ser considerado un postkleiniano,
articula la vertiente norteamericana del Psicoanálisis del yo con la Teoría de las
Relaciones de Objeto inglesa, valorizando bastante los conceptos de Klein. Por eso
podemos comprender su posición antagónica a la de Kohut en lo que concierne al
referencial teórico y terapéutico para el Trastorno de Personalidad Narcisista. Admitir la
existencia o no del narcisismo primario es crucial, porque ello significa,
consecuentemente, admitir que el yo es fundado a partir de la acción psíquica de otro o
que el yo ya existe desde el comienzo de la vida psíquica, aumentando así – en este
último caso – la valorización de la carga constitucional en la determinación del yo.
Yo me uno a Freud, afirmando la ocurrencia del narcisismo primario, que
coincide con la constitución del yo y que es fruto de la interacción del esbozo de sujeto
en estado de autoerotismo con la acción psíquica del otro, que refleja la imagen del
esbozo, favoreciéndo sus condiciones de constituirse como sujeto.
El diagnóstico de Trastorno de Personalidad Narcisista sufre influencias
culturales. Considerando la cultura narcisista de los tempos actuales, como señala
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