Page 30 - Hijo, no te olvido
P. 30
anduvieron bien, y pronto llegó la hora de
despedirnos nuevamente. Aquella tarde
sería la última que pasaríamos juntos
antes de tu partida nuevamente a
Honduras. Con toda mi alma habría
querido impedirlo. Pero no podía fallar a
mi palabra. Ya que me había
comprometido a no retenerte en Chile, y
gracias a eso te pude ver nuevamente.
Recuerdo que me arrodillé al lado de tu
cunita y oré a Dios. Le supliqué que te
trajera de vuelta. Que te cuidara. Así,
rápidamente se fueron. Recuerdo haber
llorado todo el viaje de regreso a Chillán y
luego a Temuco.
La Espera, luego de tu partida, pasaría
dos años para que te pudiera ver una vez
más. No es mucho lo que puedo decir de
esta etapa, solo que fue una gran
sorpresa escuchar tu voz por teléfono.
Tenía la idea de esperar a que cumplieras
los tres años para viajar. Según lo que
había leído, a los tres años los niños
pueden establecer relaciones más
estables con las personas. Mi plan era
aparecerme por allá cuando tu
cumplieras esa edad, y entonces iniciar
una relación más estable. Sin embargo,
esto tampoco fue posible ya que tu familia
decidió venir ella Chile.