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La auto-
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El edificio de
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La plaga de la
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Índice | 5
12| En el Jardín de la Sabiduría . La elección adecuada . . . . . . . . . . . . . . La cadena de la Torá . . . . . . . . . . . . . No fijarse en los demás Abraham era uno “Y La renovación No seas viejo Borrón y
demás zapateros cobran tres monedas de oro por cada par de “Al Rey”, respondió. Él respondió: “No, alguien me entregó la carta en nombre del
zapatos y tú solamente cobras una moneda y media?”. Rey”.
Ellos preguntaron: “¿Acaso has visto al Rey alguna vez en
Él le respondía: “¿Y eso qué tiene que ver conmigo? ¡Eso es toda tu vida?”. Entonces él le dijo al mensajero: “Ves entonces con tus
asunto suyo y esto es asunto mío!”. Y también: “¿Por qué propios ojos que lo que digo es cierto, que no existe un Rey en
tenemos que hablar de los demás? Calculemos cuánto gano “No”. absoluto”. Entonces le preguntó: “Dime, tú eres de la ciudad
con este zapato de mano a mano. El cuero cuesta tanto; el “¡¿Acaso viste algo tan tonto como esto?!”, dijo el Sabiondo. capital y viviste allí toda tu vida; ¿acaso alguna vez viste al
pegamento y el hilo… tanto y las otras cosas tanto. El relleno Rey?”.
cuesta tanto. Por lo tanto, obtengo una ganancia de diez Una vez más, se acercaron a un oficial del ejército y se pusieron
monedas de cobre. ¿Por qué habría de quejarme por una a conversar con él hasta que al final le preguntaron: “¿A quién Él respondió: “No”. (Porque en verdad no todos tienen
ganancia como esa?”. Y él estaba siempre muy contento y sirves?”. el mérito de ver al Rey, ya que rara vez el Rey aparece en
lleno de alegría. público).
“Al Rey”.
A los ojos de los demás, él era objeto de ridículo y la gente El Sabiondo le dijo: “Ves entonces que mis palabras son hechos
satisfacía su deseo de burla riéndose de él, ya que parecía ser “¿Acaso has visto al Rey?”. claros y establecidos, que ciertamente no existe un Rey, ya que
demente. La gente iba a verlo y se ponía a conversar con él “No”. ni siquiera tú has visto al Rey en toda tu vida”.
con la intención de burlarse de él. Pero antes de hablar con El mensajero astuto continuó preguntando: “De ser así, ¿quién
ellos, el Simple estipulaba: “¡Por favor sin burlas!”. Apenas “Entonces ves con tus propios ojos que el tema está claro: gobierna el país?”.
ellos le hablaban sin burlas, él aceptaba sus palabras y se están todos equivocados. No existe un Rey en el mundo”. Y
ponía a conversar con ellos. Él no quería ahondar en el tema y se pusieron de acuerdo en que no existe un Rey en absoluto. El Sabiondo le respondió: “Te voy a dar una explicación. Le
pensar en términos intelectuales ya que eso en sí mismo sería preguntaste a la persona indicada, pues yo soy un experto en
una forma de burla ya que era una persona muy simple. Si Entonces el Sabiondo dijo: “Ven conmigo y viajaremos y el tema, ya que viajé por muchos países y estuve en Italia. Allí
él notaba que la intención de ellos era burlarse, entonces les andaremos por el mundo, y te seguiré demostrando que se acostumbra que haya setenta ministros consejeros (sarei
decía: “¿Y qué pasa si eres más listo que yo? Aun así sigues todo el mundo está terriblemente equivocado”. Y así fueron reteirin) que dirigen el país durante un lapso designado. Todos
siendo un tonto, porque ¿quién soy yo al fin y al cabo? Por y viajaron por el mundo, y en cada lugar al que iban, veían los ciudadanos del país se turnan para oficiar de consejero,
eso, si tú eres más listo que yo, entonces ¡sigues siendo un que la gente estaba equivocada. El tema del Rey se transformó uno después del otro”. Sus palabras empezaron a causar
tonto!”. en una fábula para ellos y allí donde encontraban que la efecto en el mensajero astuto, hasta que ambos se pusieron de
gente estaba equivocada, tomaban al Rey como una fábula: acuerdo y decretaron que no existe un Rey en el mundo.
(Todo esto es una descripción del Simple. Retomemos ahora si es cierto que hay un rey, entonces las fábulas también son
nuestra historia). ciertas. Y así fueron y viajaron hasta que se les acabó el dinero. Entonces el Sabiondo dijo: “Espera hasta la mañana y te
Primero vendieron uno de sus caballos. Luego, el segundo, y mostraré una prueba después de otra”. Él se levantó a la
al final los vendieron todos, y se vieron forzados a seguir a pie. mañana (o sea, el amigo del Simple, a quien llamamos “el
En medio de todo esto, se produjo una gran conmoción: el Y constantemente investigaban a la gente, y veían que todos Sabiondo”) y despertó a su amigo, el mensajero astuto, y le
mencionado Sabiondo que se encontraba de viaje estaba por estaban equivocados. Y se volvieron mendigos, yendo a pie y dijo: “Ven conmigo afuera y te mostraré con total claridad que
volver a casa con gran prestigio y grandes conocimientos. El perdieron todo su prestigio y nadie los respetaba, porque la el mundo está totalmente equivocado, y en verdad no existe
Simple fue corriendo con todos los demás a darle la bienvenida gente no presta atención a personajes tan patéticos como ellos. un Rey, y están todos totalmente equivocados”.
con mucha alegría, y le dijo a su mujer: “¡Rápido, dame el
traje! ¡Voy a ir a saludar a mi querido amigo!”. Ella le dio el Resulta que siguieron viajando y llegaron a la ciudad donde Entonces fueron al mercado y allí vieron a un soldado. Se le
abrigo de piel y él fue corriendo a recibirlo. vivía el primer ministro (o sea, el Simple, el amigo del Sabiondo). acercaron y le preguntaron: “¿A quién sirves?”.
En esa ciudad, había un genuino Hacedor de Milagros que