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la pista La pista de los ganadores Seamos realistas
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ciudad? Aprendamos del Simple No te salgas de
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especiales El santo mercader ¿Quién defendió la
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Yendo tras sus pasos Personas simples Tus actos
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Un ejemplo a seguir
Las lecciones prácticas
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Por encima de la naturaleza Visiones
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La verdad obliga Emuná al revés La inmortalidad
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Intelecto humano e intelecto Divino
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Sabios para el mal La soberbia es una discapacidad
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No hay que rehusarse La humildad es sabiduría
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El verdadero líder
Paraíso e infierno El deseo de honor
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fin Yo aprendo de todos La sabiduría de cada cosa
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España Certificado de excelencia Del principio al
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El Cuento del Sabiondo y el Simple | 19 una profesión, y mucho menos ser erudito y avanzar en el desesperanzado, porque piensa que es incapaz de estudiar que no le va bien en nada y ya desde el comienzo se siente en sí misma y tiene sentimientos de inferioridad; siente mucho tiempo – esa pers
22| En el Jardín de la Sabiduría
sería su despacho y dio órdenes de construir un extravagante era muy respetado, ya que hacía cosas asombrosas, e incluso Entonces él le decía: “Dame legumbres con salsa”. Ella le
palacio con murallas dignas de un ministro semejante. El entre los nobles era importante y reconocido. El Sabiondo y cortaba otro pedazo de pan y él se lo comía. Entonces él lo
Rey le entregó una carta en la que se daba testimonio de su su compañero llegaron a la ciudad y dieron vueltas por ella alababa y decía: “¡Qué salsa tan fina y tan deliciosa!”. Entonces
designación como primer ministro. Y así fue: le construyeron hasta que llegaron a la casa del Hacedor de Milagros. Vieron él le mandaba servirle carne y demás manjares y en lugar de
los edificios en el lugar que había mandado el Rey y él fue y cuarenta o cincuenta carruajes alineados transportando a cada comida, ella le daba un pedazo de pan. Él se deleitaba
aceptó su cargo con plena autoridad. gente enferma. El Sabiondo pensó que seguramente allí vivía mucho y alababa cada comida, diciendo lo bien preparada
un doctor y quiso entrar y conocer a aquel hombre, porque que estaba y lo deliciosa que era, como si estuviera comiendo
Ahora bien: el Sabiondo, al recibir la carta del Rey, le él también era un gran doctor. Entonces preguntó: “¿Quién la comida que había pedido. En realidad, había saboreado en
respondió al astuto mensajero que se la había entregado: vive aquí?”. el pan el sabor de cada comida que deseara, en virtud de su
“Espera y pasa aquí la noche, y hablaremos del tema los dos simpleza y su gran alegría.
juntos”. A la noche, le preparó una suntuosa comida, durante Ellos respondieron: “Un Hacedor de Milagros”.
la cual el Sabiondo se puso a racionalizar con su sabiduría De la misma manera, le decía a su mujer: “Esposa mía, ¡dame
y su filosofía, diciendo así: “¿Qué es esto, que un rey como Él se echó a reír y le dijo a su amigo: “¡Esta es la mentira más de beber cerveza!”. Ella le daba agua y él la alababa diciendo:
este me mande a llamar? Un rey como este que tiene todo un grande! ¡Es una tontería incluso mayor que la falacia del Rey! “¡Qué maravillosa es esta cerveza! ¡Dame miel!”. Ella le daba
gobierno y semejante grandeza, y yo, que soy una persona ¡Amigo mío, déjame que te explique lo falso que es esto, y agua y él la alababa igual que antes: “¡Dame vino!” y así
de tan bajo nivel y tan despreciable en comparación con un lo terriblemente equivocado que está el mundo con esta sucesivamente. Cada vez ella le daba agua, y el disfrutaba y
rey tan grandioso y tan temible como este. ¿Cómo es posible falsedad!”. alababa cada bebida como si realmente la estuviera bebiendo.
concebir siquiera que sea lógico que el Rey convoque a alguien Mientras tanto, sintieron hambre y vieron que todavía tenían
tan insignificante como yo? Si es a causa de mi sabiduría, ¿qué tres o cuatro monedas grandes de cobre así que fueron a un Lo mismo con la vestimenta. Él y su mujer compartían un
soy yo comparado con el Rey? ¿Acaso él no tiene sus propios comedor comunitario donde se podía comer por tres o cuatro mismo peltz (abrigo de piel de invierno). Él decía: “Esposa
sabios? El Rey mismo debe ser muy sabio, entonces ¿cómo monedas grandes de cobre. Ordenaron comida y se la sirvieron. mía, ¡dame el abrigo de piel!”. Cuando necesitaba ponerse un
es posible que me haya convocado?”. Y estaba desconcertado Mientras estaban comiendo, se burlaron de la falsedad y abrigo de piel, por ejemplo, para ir al mercado, ella se lo daba.
por ese motivo. el error del supuesto Hacedor de Milagros. El dueño del Y cuando necesitaba ponerse un traje para alguna ocasión
social, él decía: “Esposa mía, ¡dame el traje!”. Y ella le daba
Entonces el Sabiondo (o sea, el amigo del Simple. Toda comedor comunitario oyó lo que estaban diciendo y se enojó el abrigo de piel y él se deleitaba en el abrigo y lo alababa
esta narrativa es él hablando después de que expresó su mucho, ya que el Hacedor de Milagros era muy respetado allí. diciendo: “¡Qué fino es este traje!”. Por ejemplo, cuando
consternación por el hecho de que el rey lo hubiese convocado, Él les dijo: “¡Terminen lo que tienen en el plato y váyanse de necesitaba el kaftan para ir a la sinagoga, le decía: “Esposa
y ahora está le hablando al mensajero astuto): “Escucha acá!”. Después, entró el hijo del Hacedor de Milagros y ellos mía, ¡dame el kaftan!”. Y cuando necesitaba un abrigo formal,
lo que te voy a decir. En mi opinión, es un hecho obvio y siguieron burlándose del Hacedor de Milagros de él enfrente ella también le daba el abrigo de piel, y él lo alababa y se
establecido que el Rey no existe en absoluto. Todo el mundo de su propio hijo. El dueño se ofendió mucho por el hecho deleitaba en él: “¡Qué fino y qué bello es este abrigo!”. Y así
está equivocado, pensando tontamente que existe un rey. de que se burlaran del Hacedor de Milagros enfrente de su sucesivamente. Y siempre estaba contento y lleno de alegría.
Piénsalo, ¿cómo es posible que toda la gente del mundo se hijo así que les dio una golpiza y los sacó a los empujones
deje dominar por un solo hombre? ¡Es evidente que no existe de su casa. Ellos se enojaron mucho por eso y pensaron en Cuando terminaba un zapato, que invariablemente le salía
ningún rey en absoluto!”. denunciar al dueño del comedor, por lo que decidieron volver triangular, ya que no había dominado el oficio, como ya
al posadero donde tenían sus pertenencias y le preguntaron hemos dicho, tomaba el zapato en la mano y lo alababa
El mensajero astuto respondió: “¡Pero espera! ¡Yo te he traído cómo hacer la denuncia. Fueron a verlo y le describieron la sobremanera y se deleitaba en él. Decía: “Esposa mía, ¡qué
una carta del Rey!”. tremenda golpiza que les había dado el dueño del comedor bello y qué maravilloso es este zapato! ¡Qué dulce es! ¡Este
comunitario. zapato es dulce como la miel y el azúcar!”.
El Sabiondo le preguntó: “¿Acaso recibiste la carta
directamente del Rey?”. Entonces ella le preguntaba: “Entonces ¿por qué todos los