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228| En el Jardín de la Sabiduría Capítulo Siete: Cambio de rumbo
La genuina felicidad proviene de adentro de la persona. La
felicidad condicional jamás puede ser permanente.
El Simple sentía genuina felicidad incluso antes de haber
recibido las nuevas vestimentas. Y una vez que las recibió,
siguió siendo feliz igual que antes. Dado que él estaba
satisfecho con lo que le había tocado en la vida, su felicidad era
incondicional y permanente. Él sabía que si llegaba a necesitar
algo, Hashem se lo proporcionaría en el mismo instante en
que lo necesitara.
Los dirigentes que no se conducen con honradez acaban
cayendo de su rango. El mundo fue creado a fin de que las
personas tuvieran emuná. Por lo tanto, cuando alguien actúa
en forma deshonesta, o sea, de un modo que no se condice
con la emuná, entonces esa persona está destinada al fracaso.
Hashem creó el mundo de acuerdo con la Torá y, por lo tanto,
aquellos actos que transgreden la Torá van en contra de la
Creación y acaban fracasando.
La moralidad Divina es una moralidad absoluta, que no está
sujeta a la interpretación humana. Cuando una persona toma
una decisión basándose en su interés personal, esa decisión
ya está teñida de subjetividad, ya que se adapta a ese interés,
y por lo tanto está lejos de la verdad. Dice la Torá que las
motivaciones personales y el soborno en general enturbian
el juicio de hasta la persona más piadosa. Por consiguiente,
únicamente el dirigente que es honesto, que actúa con
simplicidad y que es inmune a las presiones externas puede
ser un líder confiable.
El verdadero líder
Tal como vemos a menudo a nuestro alrededor, en esta época
en la que vivimos no abundan los líderes íntegros y honestos.
De hecho, todo el propósito de la monarquía en este mundo
es coronar a Hashem, tal como hizo el Rey David. Es por eso
que la monarquía del Rey David perdura por siempre, y de él
descenderá el Mashíaj (Mesías), muy pronto en nuestros días. Él respondió: “Esa es la verdad. No es una broma”. que era mejor que todos… y burlarse de ellos. Su única dicha en la vida era la fantasía de
Capítulo Siete: Cambio de rumbo | 225
| 237 ordenen los juguetes y no cuelguen la ropa en la soga para circo, no un aula. La madre que no les exige a sus hijos que como un compañero más de clase, entonces el aula va a ser un se produce un caos. Por ejemp
Rabí Najman se está refiriendo sutilmente a todos los filósofos y
exponentes del ateísmo que llegan a todo tipo de conclusiones
retorcidas para “demostrar” que no existe un Dios, Dios no lo
permita. Ellos también cometen el error de decidir primero lo
que quieren creer. Y entonces hacen todo lo que pueden por
demostrar su falsa fe, en vez de primero buscar la verdad y
luego llegar a las conclusiones debidas.
Sus palabras empezaron a causar efecto en el mensajero
astuto…
El astuto mensajero del rey empezó a creer en las insistentes
palabras del Sabiondo. Esta es una lección muy importante
para todos nosotros. Tal como advirtió Rabí Najman, las
palabras de un hereje son potencialmente tóxicas. Son un
peligro para el alma, incluso cuando uno las oye en chiste.
Cuando las internalizamos, aunque sea en forma involuntaria,
ellas son capaces de destrozar el alma y acabar con la emuná.
Así como las palabras de emuná refuerzan la emuná, las
palabras de herejía la destruyen.
Explica Rabí Najman (Sijot HaRan 5) que la persona tiene una
afinidad natural por las pasiones físicas y los malos rasgos de
carácter. Uno tiene que trabajar mucho consigo mismo para
librarse de ambos. Las palabras del hereje dan legitimación
a las pasiones físicas y los malos rasgos de carácter y además
privan a la persona de todo deseo de purificarse a sí misma.
La emuná es como un exquisito candelabro de cristal digno
del palacio de un rey. El vidriero experto tarda tres años en
producir ese candelabro pero con un solo golpe de codo, el
candelabro puede caerse de la mesa y hacerse añicos. De la
misma manera, una palabra o dos de herejía pueden destruir
por completo la emuná que la persona tardó tantos años en
construir. Es por eso que nuestros Sabios nos advierten en
tono tan firme que no leamos libros de filósofos en los que se
emuná, no hacía más que herir los sentimientos de los demás Por el contrario, el Sabi