Page 69 - Confesiones de mi alumno
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que se dedican a tomar profe, entonces como tenía plata, le di    veinte soles   y le


                   dije: toma, ve a tomarte un traguito.


                  ―¿Qué, y tú cómo sabes que toma trago?   ― pregunte.


                  ―¡Toma pe profe, yo le he visto varias veces!  ― Así andaba este mi     alumno:


                  el bien que hacia contenía al mal, que ni los profes nos      salvábamos de él.


                  Una noche en la salida me espero para decirme.



                  ―Profe, profe adivina  mi amigo Max y yo hemos decidido hacer una     travesura

                   con nuestros profes. Sorteamos profe, en su colegio de él    salió sorteado su

                  profe Iván, y en mi cole salió usted profe, así que mi amigo Max le hará una


                  buena broma, ¿qué le parece profe?     ―me    pregunto.


                  ―Mal, muy mal   ―entonces sentí miedo. Luego me entere por sus   compañeros

                  que Enrique acostumbraba grabar todas las                     conversaciones y subirlo

                  al internet. Por ahí deben estar esas      grabaciones seguramente. Pero como es

                  la vida, tan pronto haces mal y el mal te regresa multiplicado. Y    este mí amigo

                  que     creía saber más que los profes, más que los catedráticos, y más que Dios


                  término enloqueciendo.


                  Debió ser un buen matemático, pues siempre le buscaban.



                  ―Enséñamelo a mi hija, te lo voy a pagar    ―le requerían   los padres  y   le

                  pagaban en efectivo. Ya quince, ya veinte, dependiendo del ejercicio cobraba.

                  Quien le iba a rechazar ahora, nadie. Qué mujer. Tenía plata y dominaba las


                  matemáticas.








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