Page 373 - Auge y caída del antiguo Egipto
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egipcio. La lista de reyes de Abedyu se basaba en los antiguos archivos de los
templos, pero su principal propósito era religioso antes que histórico. Destinada
a reforzar la idea de una línea sucesoria ininterrumpida de monarcas legítimos
desde los comienzos de la I Dinastía hasta los propios Seti I y su hijo, incluía a
los efímeros reyes del Primer Período Intermedio, pero omitía visiblemente a los
odiados hicsos, a la dudosa Hatshepsut, al herético Ajenatón y a sus tres impuros
sucesores. En el contexto del culto a los reales ancestros, era mejor olvidarse de
tan controvertidos predecesores.
Abedyu fue el centro teológico del régimen de Seti, y este se tomó un interés
extraordinario en garantizar su correcto funcionamiento a perpetuidad. Para
empezar, lo dotó de una cantidad sustancial de tierras y de recursos, muchos de
ellos situados en las partes más remotas de la conquistada Nubia (donde nadie
podía poner objeciones). Luego, Seti siguió el ejemplo de Horemheb y promulgó
un decreto de amplio alcance destinado a proteger los bienes de cualquier
posible apropiación indebida por parte de otras instituciones. Grabado en la
ladera de una colina de arenisca cerca de la tercera catarata del Nilo, en las
proximidades de una guarnición fortificada, el que pasaría a conocerse como
Decreto de Nauri detallaba la pena por requisar o interrumpir el envío anual de
productos agrarios de Kush a Abedyu:
En lo que se refiere a cualquier supervisor de la fortaleza, escriba de la fortaleza o agente de la
fortaleza que embarque en un barco perteneciente al Templo y se lleve … algo de Kush que haya de
entregarse como ingreso para el Templo, hay que aplicarle la ley en la forma de cien golpes, y debe ser
multado … en una proporción de ocho a uno. 8
Tras haber asegurado de ese modo los envíos regulares de productos agrarios
que habían de llenar las arcas de su templo, Seti se propuso garantizar también
un suministro perpetuo de oro, la mercancía que constituía el símbolo de riqueza
por encima de todas las demás. Para ello ordenó que se abrieran nuevas minas de
oro en el lejano Desierto Oriental de Egipto, y se interesó especialmente por la