Page 49 - Auge y caída del antiguo Egipto
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montículo recién surgido crecía un junco, y el dios celestial, en la forma de un
halcón, descendía sobre él, convirtiéndolo en su morada terrenal y llevando la
bendición divina a la tierra. En el transcurso de la larga historia faraónica, todos
los templos de Egipto aspiraron a recordar este momento de la creación,
colocando su santuario sobre una réplica del montículo primigenio a fin de
recrear de nuevo el universo. El resto del mito relata los orígenes de los
componentes esenciales de la existencia: los principios masculino y femenino;
los elementos fundamentales del aire y la humedad; la tierra y el cielo, y, por
último, la primera familia de dioses, los cuales, como las aguas de Nun de las
que habían surgido, abarcaban la tendencia tanto al orden como al caos. En total,
Atum y sus descendientes inmediatos sumaban nueve divinidades; es decir, tres
veces tres, lo que expresaba el concepto de completitud del antiguo Egipto.
El interés esencial de este relato, aparte de su sofisticación filosófica y de su
sutil legitimación del gobierno de la realeza, reside en el hecho de que demuestra
la fuerza con que el peculiar entorno natural de los egipcios —esa combinación
de regularidad y dureza, de fiabilidad y peligro, junto con la promesa anual de
renacimiento y renovación— dejó su impronta en la conciencia colectiva de las
gentes y determinó la pauta de su civilización.
LAS DOS TIERRAS
El Nilo no solo fue la causa e inspiración de la cultura del antiguo Egipto; fue
también el hilo conductor que unificaría toda la historia egipcia, presenciando
los progresos de la realeza, el transporte de los obeliscos, las procesiones de los
dioses, el avance de los ejércitos, etcétera. El valle y el delta del Nilo —las «Dos
Tierras», en la terminología de los propios egipcios— constituyen el telón de
fondo de la grandeza y decadencia del antiguo Egipto, y su peculiar geografía
resulta clave para entender la larga y compleja historia de este país.
No se conservan mapas de Egipto de las épocas más remotas, pero, de