Page 52 - Auge y caída del antiguo Egipto
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apresuraron a explotar; en particular, los uadis que desde las dos orillas del Nilo
               se  adentraban  profundamente  en  los  desiertos  circundantes,  dando  acceso  a

               diversas rutas comerciales y a los lugares de origen de valiosas materias primas

               como  piedras  preciosas,  cobre  y  oro.  Estos  factores  compensarían  la  relativa
               escasez de tierras cultivables y harían del sur del valle del Nilo un importante

               centro de desarrollo económico —y, por ende, político— a lo largo de toda la

               historia  egipcia,  desde  Nejen  en  la  época  prehistórica  hasta  la  cercana

               Apolinópolis Magna (la actual Edfú) en el período romano.
                  En Gebel el-Silsila, a unos sesenta kilómetros al norte de Abu, se produce una

               importante transición en la geología del valle del Nilo, ya que allí la arenisca

               nubia da paso a la caliza egipcia, más blanda. Los elevados riscos de arenisca
               que en este punto se extienden hasta el mismo borde del agua, representaban un

               evidente punto de referencia tanto para los barcos que navegaban río arriba como

               para los que lo hacían río abajo. Y, asimismo, constituían una cantera fácilmente

               accesible  que  proporcionaba  grandes  bloques  de  arenisca,  abasteciendo  a  los
               importantes proyectos de construcción que se emprendieron en la última fase de

               la civilización faraónica.

                  A partir de Gebel el-Silsila, el paisaje se vuelve menos abrupto, los riscos que
               flanquean  el  valle  devienen  más  bajos  y  erosionados,  y  la  llanura  aluvial  se

               ensancha. Con su mayor potencial agrario, la región es capaz de sustentar a una

               población superior a la de las áreas situadas más al sur. Este fue un factor clave
               en el auge y el constante crecimiento de Tebas, la mayor ciudad del Alto Egipto

               durante  la  mayor  parte  de  la  antigua  historia  egipcia.  Los  principales  centros

               habitados  se  situaron  siempre  en  la  orilla  oriental  del  Nilo,  donde  la  llanura
               aluvial alcanza mayor anchura, mientras que los espectaculares riscos de la orilla

               occidental  y  la amplitud del desierto  bajo que  se  extiende a sus pies ofrecían

               lugares  ideales  para  enterramientos,  lo  bastante  cerca  de  la  ciudad  como  para

               resultar  cómodos,  pero  también  lo  bastante  lejos  como  para  mantener  una
               mínima separación. Así pues, Tebas se hallaba dividida, tanto geográfica como

               ideológicamente, entre una ciudad de los vivos (por donde salía el sol) y una
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