Page 56 - Auge y caída del antiguo Egipto
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gracias a sus vínculos y a su proximidad a los otros centros de poder del mundo
antiguo, especialmente Grecia y Roma.
Cuando el Nilo entra en el tramo final de su curso, las marismas del Bajo
Egipto dan paso a una serie de lagunas salobres que bordean la costa y a las
arenosas orillas del Mediterráneo. Es este un paisaje cambiante, a caballo entre
la tierra seca y el mar, y para los antiguos egipcios constituía un recordatorio
más del precario equilibrio de su existencia. Todo su entorno natural parecía
subrayar el hecho de que el mantenimiento del orden creado se basaba en el
equilibrio de los opuestos: la fértil tierra negra y la árida tierra roja; el este como
reino de los vivos y el oeste como reino de los muertos; el estrecho valle del Nilo
y su amplio delta, y la lucha anual entre la caótica crecida y la tierra seca.
Si la geografía de Egipto moldeó la psique de sus habitantes, el particular
genio de los primeros gobernantes del país consistió en hacer del rey el único eje
central capaz de mantener las mencionadas fuerzas en equilibrio.