Page 61 - Auge y caída del antiguo Egipto
P. 61
el campo de batalla. La intención era presentar al rey como una fuerza de la
naturaleza. De manera similar, una inscripción contemporánea tallada en Gebel
Sheij Suleiman, cerca de la segunda catarata del Nilo en Nubia, muestra al rey
egipcio victorioso como un gigantesco escorpión que sostiene con sus pinzas la
soga con la que está atado el jefe nubio derrotado. Un cilindro de marfil de la
misma época de Narmer muestra al rey como un fiero siluro del Nilo que golpea
con un largo palo a varias hileras de prisioneros. El mensaje estaba claro: el rey
no era solo un simple mortal que gobernaba en virtud de su linaje y sus dotes de
mando, sino que también encarnaba la fuerza y la ferocidad de los animales
salvajes, unos poderes sobrehumanos que le otorgaba la autoridad divina. Al
elevarse sobre sus súbditos, los gobernantes egipcios prehistóricos pretendían
adquirir un estatus divino.
Todas estas tendencias culminarían en la paleta de Narmer. Su propia forma
rememora una época en la que los errantes pastores de ganado vacuno vivían una
existencia seminómada, llevando consigo todo lo que necesitaban y utilizando su
propio cuerpo como lienzo para plasmar su arte. En una sociedad tal, la
costumbre de pintarse el rostro desempeñaba un papel fundamental en la vida
ritual de la comunidad, y las paletas para cosméticos constituían una posesión
especialmente preciada. Pero en la época de Narmer la paleta se había
transformado ya en un vehículo para proclamar la omnipotencia y la divinidad
del rey.
También la propia decoración de la paleta de Narmer abarca dos mundos y dos
épocas. Su poco profunda depresión circular, que delata el origen práctico del
objeto, está formada por los cuellos entrelazados de dos criaturas fabulosas,
sujetas con correas por sendos sirvientes. Estos «serpopardos» (leopardos con
cuellos serpentinos) no tienen un origen egipcio, sino que provienen del canon
artístico de la antigua Mesopotamia, y apuntan a un período de intenso
intercambio cultural entre dos de las grandes culturas de finales de la prehistoria,
cuando las ideas e influencias de los valles de los ríos Tigris y Éufrates llegaron
a las distantes riberas del Nilo. Los gobernantes predinásticos de Egipto estaban