Page 64 - Auge y caída del antiguo Egipto
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demostrar que el rey encarnaba el poder del toro salvaje, quizá el animal más
               impresionante y feroz de entre la fauna del antiguo Egipto, y se proporcionaba

               un  vínculo  inconsciente  entre  la  monarquía  dinástica  y  sus  antecedentes

               predinásticos.
                  La corona es el emblema intrínseco de la monarquía. Los soberanos se han

               distinguido siempre por llevar alguna forma especial de tocado que, en su nivel

               más  básico,  sirve  para  elevar  a  su  portador  por  encima  de  la  plebe  (literal  y

               metafóricamente). Como el concepto de Estadonación, también la corona parece
               haber sido una invención del antiguo Egipto. Y, en sintonía con la cosmovisión

               de  los  egipcios,  sus  reyes  no  llevaban  una,  sino  dos  coronas  distintivas  para

               simbolizar  las  dos  mitades  de  su  reino.  Desde  los  más  remotos  tiempos
               históricos, la «corona roja» se asoció al Bajo Egipto. Consistía en un tocado bajo

               de forma vagamente cuadrada con una proyección alta y ahusada en la parte de

               atrás,  y,  adosada  a  la  parte  delantera  de  dicha  protección,  una  protuberancia

               terminada  en  espiral  que  recuerda  a  la  probóscide  de  una  abeja.  Su
               complementaria, la «corona blanca» —alta y cónica con un extremo bulboso—,

               era  el  símbolo  del  Alto  Egipto.  Esta  clara  ecuación  muestra  el  aprecio  que

               sentían los egipcios por las divisiones binarias, pero es también una invención
               artificial.  Las  evidencias  arqueológicas  del  período  prehistórico  sugieren  que

               ambas coronas se originaron en el Alto Egipto (el crisol de la realeza); la corona

               roja en Nubt y la blanca al sur, más allá de Nejen. Tras la unificación del país,
               pasaría a tener sentido cabal que la «septentrional» corona roja pasara a ser el

               símbolo del norte de Egipto, mientras que la corona «meridional» se convirtió en

               el símbolo del sur; los antiguos egipcios eran especialmente buenos a la hora de
               inventar tradiciones. Hacia la mitad de la I Dinastía, aproximadamente un siglo

               después de Narmer, los artífices de la iconografía real dieron el paso lógico de

               combinar  las  coronas  roja  y  blanca  en  un  solo  tocado,  la  corona  doble,  para

               simbolizar el doble dominio del soberano. En adelante, este podría elegir entre
               tres  tocados  distintos  dependiendo  de  qué  aspecto  de  su  autoridad  deseara

               subrayar.
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